17.

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— Dame eso, gato malvado.
— murmuró el pelirrojo mientras luchaba por recuperar su trozo de pergamino con la tarea de transformaciones. — ! Harry o controlas a está bestia del mal o se larga de aquí !.

— Ven aquí. — susurró Harry al felino y esté se acercó gustoso a su regazo.
— Dame eso, por favor. — el pequeño animal ronroneo y soltó el pergamino que tenía atrapado entre sus patitas.
— Solo necesitas ser amable, Ron.

— Ese gato sin duda es de alguien de Slytherin, igual de pretencioso que ellos. — se quejó el pelirrojo.

— ¿Cómo puedes decir eso?. Mira, es tan bonito. — musitó Harry mirando al pequeño gato ronronear.

— Ese gato es infernal, me rasguño cinco veces. — se quejó Ron mientras el pequeño felino solo puso sus patitas en el rostro de Harry.

— No lo escuches, tú eres un buen gatito. — susurró el azabache, el animal ronroneo en respuesta acurrucandose con él.

— No deberías encariñarte, seguramente ya tiene dueño.
— sugirió Hermione.

— Seguramente no lo cuidan bien.
— repuso Harry. — Tengo que ir con Dumbledore. — dijo levantándose con  el felino en sus brazos.

— ¿Vas a llevar esa cosa contigo?.
— pregunto Ron

— ¿Quieres cuidarlo?.

— No gracias, quiero vivir.

Llevaba semanas sin ver al pequeño animal y justo esa mañana lo había encontrado en la entrada de la sala común al terminar la hora de la comida, mentiría sí dijera que no se había encariñado, incluso Hedwig estaba un poco celosa de que le prestará atención a otro animal, pero ese pequeño felino era tan bonito que era imposible resistirse.
Estaba claro que no era un gato común, pues las veces que trató de alimentarlo con leche, esté ni siquiera se acercó y tuvo que conseguir atún del más fino para que se dignara a comer, lo llevaba entre sus brazos e iba tan entretenido viendo cómo esté se quedaba dormido que no notó con quién chocó.

— Perdón. — en cuanto levantó la mirada se arrepintió, pues Draco Malfoy lo miraba cómo sí deseara sacarle los ojos ahí mismo.

— Fíjate por dónde vas. — fue lo único que dijo el rubio, quién se fijo en el pequeño bulto que Harry llevaba en los brazos y sonrió con burla y después se fue.

Estaba claro que Malfoy no estaba bien, se veía cada vez más enfermo, más pálido que de costumbre, se asustó demasiado, un miedo creciendo en su interior al pensar que Adhara comenzará a apagarse igual que había hecho Draco, ella se veía igual que siempre a diferencia de que ahora solo pasaba el día estudiando, practicando hechizos; aunque nunca revelaba el porque, la última vez que le pregunto ella respondió "por sí acaso" 

**********************

— Ely. — la llamó Harry.

Estaban acostados dentro de la sala de los menesteres, se encontraban ahí de vez en cuando y aunque Harry no podía negar que le encantaba estar con ella de aquella manera, extrañaba también esas platicas largas y profundas, las citas secretas, las risas, todo aquello que habían vivido antes, pero no sé quejaba; aunque era molesto y hasta cierto punto doloroso el solo verla por las noches y que en la mañana ella ya no estuviera, no poder hablar mucho con ella y que cuando lo hacían casi siempre era él quién colaboraba más con la plática.

— ¿Ibas a preguntar algo?. — dijo Adhara buscando sus zapatos por la habitación.

— Mañana no tenemos clases, es fin de semana. — comenzó el pelinegro.

El horrocrux perdido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora