18.

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Estaba en un prado verde, con árboles grandes y flores hermosas creciendo al rededor, un sol radiante iluminaba el cielo, por primera vez desde que había perdido a su mejor amigo, sentía esa calidez de nuevo, la certeza de que tenía quién la guiará, quién pudiera con solo unas palabras solucionar el lío de su cabeza...
- Tejón. - susurró con lágrimas en los ojos y corrió al encuentro de Cédric, lo abrazo con fuerza y fue cómo sí estuviera ahí de nuevo.

- Hola, mini Malfoy. - saludó el y le dio un beso en la frente.

Estaba todo tan lindo y tranquilo, su mejor amigo estaba ahí, ella sentía que no podía pedir nada más, en aquél lugar no había oscuridad.

- Te extrañe mucho. - susurró la rubia.

- Yo también pequeña serpiente, te ves triste. ¿Qué pasó con la sonrisa brillante qué tenías?

- Se fue cuando te fuiste.

- Yo no he ido a ningún lugar, mientras no me olvides seguiré aquí.

- No es suficiente, nunca será suficiente para llenar el vacío que me dejaste. - respondió Adhara sabiendo que aunque se sintiera real, no podía serlo.

- Tienes a muchas personas que te aman, no habrá ningún vacío, porque tenemos nuestros recuerdos.

- Me enseñaste mucho sobre la vida, excepto cómo vivirla sin ti.
- reclamó Adhara.

- Hay cosas y personas que solo pasan en tú vida para enseñarte, ahora no lo entiendes pero yo sé que lo harás. - le explicó el chico con aquella voz que usaba cuando trató de enseñarle hechizos para impresionar a su padre.

- Desde que te fuiste, solo hago daño a los que me quieren.

- Está no eres tú, no eres la chica, fría que quieres aparentar, tratas de aparentar que te gusta, pero la verdad es que lo único que quieres es ya no estar en la oscuridad.

- Siempre tienes razón, tejón, no sé cómo lo haces. - repuso Adhara con una sonrisa triste. - Pero ya no puedo salir de ésto.

- No te quiero ver perder tú brillo pequeña serpiente. - dijo Cédric tocando su cabello con suavidad.

- No te vayas, ayudame. - suplico la chica. - Lo olvidaba.- habló resignada.

- ¿Qué olvidaste?.

- Es solo un sueño.

- ¿Y? ¿Hay algún problema con eso?. - inquirió Cédric.

- El problema, es que no quiero despertar, no quiero regresar a un mundo dónde ya no tengo a mí mejor amigo. - repuso la rubia, tratando de abrazarlo, sin embargo sus manos nunca lo tocaban.

- No soy tú único amigo, tienes a muchas personas que te aman.

- Solo les hago daño, nadie puede amar a alguien que solo hiere.
- susurró. - No puedo con ésto, no quiero despertar jamás. - murmuró Adhara.

- No digas eso, bonita, tienes que ser valiente.

- No quiero, no quiero ser valiente, llévame contigo, a dónde no hay oscuridad, iré contigo, solo dime qué te encontraré del otro lado. - suplico Adhara con lágrimas en los ojos.

- Debes luchar, ve por lo que amas, se que tú puedes.

- Estoy harta de luchar, solo quiero tranquilidad. - repuso la rubia.
- ¿Te puedo preguntar algo?.
- inquirió.

- ¿Qué pasa después de...de morir?.
- pregunto.

- No puedo decirte eso, aún no es tú momento.

El horrocrux perdido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora