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Había pasado demasiado tiempo desde que Harry había visto al pequeño felino, pero ahora esté lo seguía por todas partes así que decidió hacer un hechizo para crear la ilusión de un ratón, por lo que el pequeño gato se entretuvo bastante mientras el estudiaba en la biblioteca.
Pasado algún rato, el gato pareció aburrirse y se acostó encima del libro que Harry estaba leyendo, el pelinegro normalmente estudiaría con Hermione ya que solo le era algo difícil, pero justo en ese momento su amiga debía estar en su cita con Ron; aunque fue invitado, prefirió darles su espacio y el necesitaba distraerse de alguna manera, pues sabía que quedandose en su habitación solo se la pasaría buscando a Adhara en el mapa del merodeador, Draco ya no le preocupaba tanto, pues Kreacher debía tenerlo vigilado, así que ahí estaba estudiando o al menos eso hacía antes que el gato se sintiera dueño de la mesa y decidiera que era más importante estirarse que dejarlo estudiar.

— Vamos amigo, necesito ese libro.
— el felino ronroneo en respuesta pero no parecía con intenciones de moverse.

Harry no tuvo más opción y se dedicó a rascarle las orejas y acariciar su suave pelaje blanco.

— Me dejas por semanas y después regresas cómo sí nada, eso no se hace.
— le reclamó el chico como sí el felino pudiera entenderle.

— ¿Qué pasa Potter? ¿Te quedaste sin amigos?. — pregunto una voz que lo irritó tan solo al escucharlo.

— Métete en tus asuntos, Nott, seguramente tendrás muchas cosas que hacer, ya sabes, el trabajo de un mortifago debe ser duro. — respondió el pelinegro.

— Entonces no eres tan listo cómo aparentas, sí lo fueras sabrías que de ser un mortifago, hace mucho te habría podido entregar al señor tenebroso. — repuso Theo.

— ¿Tú?. — se burló Harry. — Eso es algo que tú jamás podrías hacer, no necesito recordarte quién aquí se a enfrentado al mismo Voldemort ni quién logró ganar el torneo de los tres magos.

— Eso no fue más que suerte y eso tarde o temprano se termina.
— le respondió el chico. — Además, también decías que Adhara jamás estaría conmigo y mira, sí las cosas siguen cómo hasta ahora, probablemente nos casemos al salir de Hogwarts, no te preocupes, no soy rencoroso, te enviaremos una invitación.  — el castaño sonrió al ver qué el rostro de Harry pasó de ser de burla a ser de total enojo.

— Yo no estaría tan seguro de eso.
— le respondió el chico. — Ambos sabemos a quién ama de verdad.

— Piensa lo que quieras, sí eso te hace sentir mejor, es tu problema, solo espero que seas sensato por una vez en tu vida y dejes de molestarla.
— advirtió el castaño. — Porque de lo contrario, no me verás tan tranquilo.

— Uy, que miedo, espera, déjame preparar mí cara de pánico. — el pelinegro tomo al pequeño gato blanco y lo abrazo. — Oh no, protegeme nube, el malvado Slytherin me va a atacar.  — se burló.

— Burlate todo lo que quieras, pero yo no amenazó en vano, Potter. — dijo Theo y se fue de ahí.

— ¿Viste eso?, está gente está loca.
— se quejo con el felino y esté solo ronroneo frotando su cara contra el cuello del chico.

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— Sabes que esa niña solo te dará problemas, yo te lo advertí. — dijo el cuadro en el pasillo.

Abraxas Malfoy no era un hombre que hablara demasiado (al menos no en vida), pues cuando murió y pusieron su cuadro en el pasillo junto a los demás ancestros, parecía tener muchas más opiniones y la mayoría no eran agradables.

El horrocrux perdido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora