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— ¿Un funeral? ¿Aquí en la escuela?.
—  pregunto Theo incrédulo.

— Es una de las criaturas de Hagrid, las acromantulas no son bestias tiernas pero se qué él le tenía afecto y no quiero que esté solo, escuche que ni Potter ni sus amigos irán.

—  Pero tenemos prohibido salir de noche del castillo. - le recordó el chico.

— No es cómo sí fuera la primera vez que salgo de noche.

—  Pues sí, pero otras veces es necesario, no sabes sí irán al bosque prohibido y es peligroso.

— No me pasará nada. — trató de tranquilizarlo la rubia.

—  Se que igual irás. —  dijo Theodore un poco molesto.

— Hagrid es mí amigo, no te enfades, regresaré pronto. —  repuso Adhara poniéndose de puntitas para darle un beso.

—  Enviame un patronus sí necesitas algo. — dijo por último el castaño antes de dejarla en la puerta de la sala común.

La rubia recorrió el camino sigilosamente hasta la cabaña de Hagrid, en cuanto tocó escuchó pasos pero el verlo ahí la descolocó por completo, habían pasado días de su "acercamiento" en la clase de pociones y ella se había asegurado de sentarse junto a cualquier persona antes que dejar un espacio libre para que él lo pudiera ocupar.

—  Hola, bonito. — saludo la rubia acariciando al perro que se acercó a ella en cuanto cruzo la puerta.

— También me da gusto verte, Ely.
—  susurró Harry cerca de su oído.

— Se lo decía a Fang. —  aclaró irritada.

— Adhara, pudiste venir, me alegro tanto, se que aragog te habría caído bien. — dijo Hagrid mientras ella se acercaba y le daba algunas palmaditas en el brazo.

—  Sí, ya lo creo. — respondió ella con media sonrisa. — Profesor Slughorn, no lo había visto, buenas noches.
— saludo la rubia al ver al hombre.

— Buenas noches Señorita Malfoy, me alegra ver qué alguien más acompaña a Hagrid, hace unos minutos enterramos a la pobre criatura.

—  Siéntate, te serviré algo de té.
— Ofreció Hagrid, pero el modo un poco inusual en qué caminaba se dio cuenta de que no se encontraba muy bien.

Aún así  asintió y se sentó en una silla cercana a la ventana, lo más alejada de Harry que se pudiera; aunque fue en vano pues el chico se acercó.
El pelinegro movió su rodilla cerca de la suya.

— Que raro verte sin Nott, parece tú sombra, todo el día pegado a ti.

— Y que raro verte a ti sin tú séquito de fans, no entiendo que es lo que te ven.

— No sé, tú dime, debes saberlo muy bien ¿No?.

—  Eres tan idiota. — respondió la rubia.

— Aquí está el té. — interrumpió Hagrid.

— Gracias. — respondió Adhara.

— Jóvenes enamorados, que hermoso
¿No lo crees Hagrid?. —  habló Slughorn tambaleandose un poco en su silla.

— Creo que se equivoca señor.

— Oh no, he visto ésto cientos de veces, Potter y Black, que curioso, la misma combinación de nuevo.
— Adhara palidecio un poco y supo que definitivamente los adultos presentes no estaban sobrios.

— Evans, la madre de Potter era Lily Evans, creo que le memoria le falla un poco profesor. — bromeó la rubia.

— Recuerdo perfectamente, Regulus llegó un día con la corbata de Gryffindor, muchachos, a esa edad las cosas se salen de control.

El horrocrux perdido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora