14.

936 72 37
                                    

- Rayito, despierta. - susurró Adhara moviéndolo levemente.

- ¿Ely? ¿Qué haces aquí?
- pregunto el chico desconcertado.

- Yo, pues me parece qué aquí estudio. - contesto la rubia con calma, pero lucia diferente, con esa sonrisa tan tranquila que siempre le dirigía, su rostro había recuperado la vitalidad, no parecia preocupada y sobre todo, no le hablaba a la defensiva cómo los últimos meses.
- ¿Harry estás bien? . - le pregunto tocando su frente cómo verificando qué no tuviera fiebre. - Tal vez con un beso reacciones. - dijo y se acercó a el para unir sus labios, el azabache no tardo mucho en responder y sentir nuevamente esa magia correr por todo su cuerpo al tenerla tan cerca, el beso fue corto pero para él fue perfecto, todo era perfecto estando con ella.

- Te extrañe tanto. - dijo el azabache enderezando su postura para abrazarla fuertemente.

- Yo también rayito, cómo no tienes idea, pero ahora estoy aquí.
- respondió ella.

- ¿Te irás?.

- No me iré a menos qué tú así lo quieras. - la rubia tomó su mano suavemente y sonrío, era una sonrisa sincera, una qué Harry no veía hace mucho tiempo, dulce y qué lo llenaba de calma.

- Jamás voy a querer qué te vayas de nuevo. - contestó.

- Entonces no pasará, haremos qué funcione está vez, vamos a estar bien.

- ¿Ya no estás enojada? - pregunto cuidadoso.

- Nada de lo que pasó es tú culpa.
- respondió ella acercándose a abrazarlo.

- Sí te beso, ¿Te irás corriendo de nuevo? - dijo el azabache separándose un poco mientras miraba sus labios.

- No. - contestó la rubia acercándose un poco más, faltaba muy poco para que sus labios pudieran unirse nuevamente. - Creí qué ya habías aprendido a diferenciar los sueños de la realidad. - murmuró Adhara justo antes de unir sus labios

El chico despertó de golpe, sintiendo una presión en el pecho, todo fue un sueño, Adhara no estaba ahí y dudaba qué ese sueño se pudiera hacer realidad, se levantó de la cama rápidamente, y mientras bajaba las escaleras se topo con Ginny qué lo detuvo abruptamente.

- Hola Harry. - saludo con voz melosa.

- Ginny, buenos días. - contestó el chico.

- Ayer toque la puerta de tú habitación, pero parece qué estabas dormido. - era verdad, Harry la había escuchado, pero después de lo que había pasado la última vez que estuvo a solas con la chica, se sentía realmente repugnante, había traicionado la confianza de su mejor amigo.

- No, no estaba dormido. - la confesión pareció no sorprenderle a la chica.

- Lo supuse, solo creí qué te haría bien...una distracción.

- Ginny te tengo un gran cariño de verdad, pero lo que pasó esa noche no puede repetirse. - dijo el azabache mirando el rostro afligido de Ginny.

- No parecías muy disgustado el día qué estuve en tú cama. - reclamó la chica.

- Sabes que yo no estaba muy consciente, era la primera vez que bebía y me pase un poco, admito qué fue incorrecto de mí parte.

- Sí seguro.

- Sería peor aceptar que ocurriera de nuevo o darte esperanzas. - insistió el chico.

Realmente esa noche era un recuerdo borroso, el en su habitación medio dormido, Ginny había entrado para "ayudarlo a cambiarse", sintió unos labios sobre los suyos y al día siguiente despertó acostado en la cama con ella a su lado.
Por suerte nadie lo había notado, pues la chica salió de la habitación antes de que todos despertaran.

El horrocrux perdido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora