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Cansada...

Así era como podría describirse su situación. Y no como saber cuánto tiempo había transcurrido desde que su enfrentamiento con Kohaku inició. Quizá unos diez minutos, quince, o tal vez menos...

Bakugo comenzaba a preguntarse aquello cuando, al limpiar el sudor de su mejilla, su vista fue a parar un par de segundos en su compañera, quien tenía una apariencia más cansada. Su quijada se tensó al pensar al instante en la razón y enseguida el bermellón de sus orbes se posó sobre la alta figura de Kohaku que no borraba su sonrisa en ningún momento; pero Katsuki sabía que el villano comenzaba a mentirse a sí mismo, pues ya no era tan rápido como al inicio y eso solo podía significar un progreso.

"Pero ¿A qué costo?"

Se preguntó al momento de ver cómo (Nombre), inconscientemente, trataba de detener el sangrado de la herida de su costado y respiraba con dificultad.

Sin embargo, todos sus pensamientos se esfumaron cuando la gran figura de Kohaku se desplazó rápidamente hacia el sitio donde los niños trataban de mantenerse ocultos. Los héroes no dudaron en tacharlo como un sucio jugador dentro de su campo utilizando a gente inocente que temía por sus vidas. Pero (Nombre) no lo dudó, quizá no se dio cuenta, pero cuando menos lo esperó nuevamente ya estaba delante del peligris, interponiéndose una vez más en su camino.

—Me recuerdas a tu padre —soltó el villano con sorna, maldiciéndola internamente por poder seguirle el paso pese a su estado—. Tan patéticos como siempre. Queriendo usar sus últimas fuerzas creyendo que podrán derrotarme. Dime ¿Fue catalogado como un buen héroe? No lo creo, nadie vio su gran hazaña... una lástima —aquello provocó a la chica, y no pudo evitar experimentar la misma sensación que tuvo cuando lo golpeó tiempo atrás—. Pero ¿Quién soy yo para impedir que la preciada hija de GrandAlpha tenga el mismo final que él?

Y fue muy tarde para que Bakugo y (Nombre) reaccionaran, cuando menos lo esperaron, Kohaku extendió su diestra, con la palma al cielo como si en ella estuviera sosteniendo una esfera transparente, atentando con ejercer mucha fuerza y destruirla.

—Vamos, heredera, sufre lo que tu padre sufrió en el pasado al desafiarme.

Sentenció y (Nombre) comenzó a sentir un gran dolor en el cuerpo. Tenía la impresión de estarse quemando desde el interior de su ser y una sensación de vértigo comenzó a invadirla obligándola a vomitar sangre. Se arrodilló, y cuando alejó su palma de la boca apreció el tono carmesí que de deslizaba por su piel y se filtraba entre sus dedos. Sus ojos se abrieron de sobre manera y tomaron dirección al villano que seguía en la misma postura.

Katsuki grtó su nombre generando explosiones para llegar a ella tan rápido como podía.

—"Regateo y estafa" —susurró Kohaku siendo escuchado por la chica—. "Mi vida por algo valioso de la tuya"

Ahí, todo se detuvo, el tiempo y el espacio, dejando aquel momento solo para ellos dos. (Nombre) observó que en la diestra del villano una porción de sangre danzaba, respetando la silueta invisible de una esfera que no sabía si realmente existía o no, o si se estaba volviendo loca gracias a la particularidad de Kohaku.

—Puedes llamarlo intercambio —comenzó a explicar Kohaku de pie, delante de ella—. Mi particularidad me permite tener todo lo que deseo de los demás a cambio de una porción de mi sangre. Como el dinero. En los negocios el dinero crea una conexión entre ambas partes, y duran un tiempo determinado ¿Sabes? Lo mismo ocurre con mi sangre, y puedo suponer que ya conoces lo que sucede después... —observó aquel líquido rojo danzante en su mano, mirándolo con mucho interés, aunque, al final, su gesto se volvió serio—. Pero también existen negocios que no ofrecen ganancias y este es uno de ellos. No eres una buena inversión como lo fue tu padre.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora