| Página cincuenta y cuatro |

559 68 17
                                    

Estaba atónito. No podía creerlo.

Aquello no estaba pasando.

Sintió que su garganta se cerraba cuando no veía rastros de ella o una señal que le indicara que pronto se reincorporaría al enfrentamiento. Nada de eso sucedía. (Nombre) no salía de entre los escombros manteniéndose firme a la promesa que ella misma se hizo y que él se juró presenciar.

¿Cómo saber si ella estaba bien? Tratar de hacerlo significaría darle la espalda al enemigo, dejar desprotegidos a esos niños que seguro estaba escondidos por ahí cerca y, sobre todo, significaría que el deseo de (Nombre), pasara lo que pasara con ella, no sería una realidad. Porque, además de aquel anhelo de la chica, Kohaku debía ser detenido para que ningún otro héroe fuera afectado por su particularidad.

Entonces ¿estaría bien dejarla a un lado?, fue lo que se preguntó Katsuki mirando desesperadamente el edificio que terminaba de colapsar apenas su compañera lo traspasó. Y Kohaku, satisfecho de haberse deshecho de ella de una buena vez, dio media vuelta para encontrarse con un intenso fuego que vacilaba entre las decisiones que debía tomar. Y aunque todas estaban bajo su determinación, no todas llevaban al resultado que deseaba tener, porque sabía muy bien que algo se tenía que sacrificar para poder ganar.

Esos niños no podrían defenderse. Kohaku no podría escapar de nuevo teniéndolo delante de él y hasta que llegaran más refuerzos debía detenerlo. Y (Nombre), ella podría estar sufriendo ya los efectos de la enfermedad que afectaba al enemigo, sin saber qué tanto avance podría tener sobre ella.

—Ya era tiempo de que se fuera —alegó Kohaku meneando su mano, restándole importancia y generando más rabia en Katsuki.

Él deseaba gritar su nombre y que ella le respondiera. Pero no sabía si tenía la oportunidad de hacerlo aun cuando decidiera atacar. No obstante, cuando el mayor se había cansado de perder el tiempo con aquel encuentro, obligó a Katsuki a moverse de su lugar, esquivando un nuevo ataque que lo ponía en duda porque no sabría si su particularidad dañaría más a su compañera de lo que ya podría estarlo haciendo.

Aquello formó un pequeño bucle en el que Bakugo no estaba seguro de atacar todavía, porque necesitaba asegurarse de no hacerle daño a (Nombre) en el intento. Pero también se dijo que debía detenerlo cuanto antes, esperanzado a que de esa manera tendría la oportunidad de buscarla y asegurase de que estuviera a salvo, lejos del peligro.

Lo que Dynamight no sabría para ese momento, era que Kohaku comenzaba a sentirse extraño. Una pesadez que amenazaba con dejar plantados sus pies sobre el suelo la próxima vez que deseara moverse y no lograba entender la razón de ello; y ahí, comprendería que aún le faltaba conocer más su particularidad más que explotarla como lo hizo desde que tenía memoria. Pero no se mostraría vulnerable ante un joven que aún no tenía idea del mundo de los héroes, se decía; en sus planes no estaba perder con alguien como él y su objetivo se hacía cada vez más grande porque admiraba a detalle la particularidad del chico y su gran habilidad para moverse por aquí y por allá.

—De nada te servirá huir, héroe —alegó el peligris, deseando cortar su piel para activar su particularidad y hacerse de otra.

No obstante, cuando estuvo a punto de cortar el brazo de Katsuki, una incesante tos lo invadió, desequilibrándolo y arrebatando su atención del chico creyendo que podría detener aquel síntoma que no había experimentado meses atrás. Sus manos estaban cubiertas de sangre, las observó apenas terminó de toser y maldijo internamente.

Bakugo también lo observó, llegando a la conclusión de que la enfermedad del hombre regresaba nuevamente a él, o más bien, la habilidad curativa de GrandAlpha ya no era tan eficiente como solía hacerlo. Entonces, comprendió que aun debía permanecer a la defensiva, obligando Kohaku a utilizar su particularidad. Formuló una hipótesis en la que la particularidad del padre de (Nombre) comenzaba a desaparecer debido a que ya no tenía el suficiente "espacio" para almacenar un don más, y ese quirk que necesitaba ocupar ese "espacio" era el de la chica.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora