| Página treinta y siete |

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—Tsuyu me contó lo que sucedió ayer —la voz de (Nombre) resonó entre el silencio de las cuatro paredes que albergaban la habitación de Mina...

Ella se encontraba recostada sobre su cama, pues ese día se habían pospuesto la practicas en parejas por una junta de urgencia que Aizawa tuvo antes de iniciar. Ahora, en ese momento, (Nombre) sabía que era el adecuado para hablar con su amiga y contarle todo lo había sucedido, de darle la respuesta que esperaba desde que regresó de sus prácticas con Mirko. No se molestó por no recibir alguna respuesta, simplemente ingresó a la habitación y se dejó caer de espaldas sobre la cama de su amiga, donde ella permanecía observando el techo rosado, acompañándola en su silencio. Esperaba que en algún momento Mina decidiera hablarle sobre el día anterior mientras practicaba con Bakugō, algo que también debería contarle. Pero, tras solo escuchar sus suspiros, decidió ser la primera en sacar todo aquello que llevaba acumulando varios días atrás...

—Kohaku —mencionó el nombre al cielo.

—¿Qué? —Mina giró su cuello en dirección a su amiga, confundida por aquel nombre que mencionaba sin más.

—El villano —respondió la azabache sin mirarle, perdiéndose en el color pastel del techo, creyendo que ahí mismo se reproducía una vez más el día en que se enfrentó a él—. Así se llama la persona que le quitó la vida a papá —habló con un pequeño nudo en la garganta—. Lamento no decirlo antes —la miró con culpa—. Sé que tengo mucho que contarte... y a las chicas también, pero necesito tiempo.

Ashido entendía lo último, pero aun no terminaba por asimilar lo primero. No encontraba un motivo para enfadarse con ella por ocultarle tal información, le sorprendía y la admiraba por tener la valentía de enfrentarlo a pesar de saber lo fuerte que era para detener a su padre y prueba de ello era aquella cicatriz que se dibujaba en su rostro, tanto como las marcas que llegó a ver en sus brazos pocas veces después de ese incidente. Si se ponía en su lugar, encontraba ese suceso como una experiencia traumatizante y perjudicial para su persona, sobre todo por tener al causante de su desgracia justo enfrente y no poder concentrarse al pensar en la forma en que pudo haber terminado con la vida de su padre.

—Descuida — Mina se limitó a responder regresando su vista al frente—. Creo que yo no supe entender la situación. Quería ayudarte y tal vez eso me cegó para no ver lo mucho que te afectó todo esto.

—Sé que los preocupé a todos.

—Incluso a Bakugō.

—Tal vez —(Nombre) titubeó al querer responder con una afirmación sonando como si no le importara en lo absoluto. Si lo pesaba bien, quizá, en algún rincón dentro de su ser, Katsuki se preocupó por ella, pero no deseaba darle tantas vueltas a ese tema. Posiblemente era parte del gran cambio y madurez que había tenido en esos años de preparatoria, resumiéndolo a que podría entenderla al ser secuestrado por los villanos en primer año; tal vez no era la misma situación, pero tener un villano involucrado en su historia era lo que podría generar esa cercanía entre ellos..., porque no quería pensar que había algo más, no quería ilusionarse de nuevo—. ¿Qué tal tú? —decidió cambiar de tema— ¿Cómo estás con eso?

—Bien. Supongo —Ashido se incorporó sobre el colchón—. Es extraño revelar que alguien te gusta —miró a (Nombre) y ella parecía perdida observando el techo, aunque sabía que le escuchaba con atención—. Creo que ahora puedo entender cómo te sentías al temer que él lo supiera.

—Solo sé que escribir en un cuaderno sobre él por lo más mínimo que haga no es buena idea. Sigue mi consejo, no lo hagas —bromeó la azabache incorporándose sobre el colchón antes de reír en compañía de Mina por su comentario—. Pero, hablando en serio —(Nombre) colocó su mano sobre el hombro de su amiga dando un ligero apretón—. Si estás en busca de algún consejo creo que soy la menos indicada para ello.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora