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—¿Nos vamos?

La voz de Bakugo sonó a su lado, regresándola de los adentros de la estación de policía donde minutos atrás estuvo conversando con la cómplice del causante de la muerte de su padre. Se sentía extraña, sus manos sudaban y para la temporada tenía la sensación del frío recorriendo su cuerpo.

—Si, vamos —respondió (Nombre) aun mirando el edificio.

No había sido tan agradable hablar con ella, no después de descubrir los detalles con sus propias palabras y lo que la misma Amaya experimentaba cuando seguía las órdenes de Kohaku. "Al inicio no me sentí arrepentida cuando inyectaba la sangre de Kohaku al cuerpo de tu padre, sino después de recordar que me había salvado de morir cuando era más joven y descubrir que Kurama ya colaboraba con él creando falsas ideas en mi cabeza". Eso fue lo que dijo, no podría asegurar si Amaya estaba preparada mentalmente para no mostrar expresiones o hizo un esfuerzo abismal por no romperse cuando le contó cuanto estaba agradecida con GrandAlpha.

Y no podría perdonarla. No estaba lista. No sabía si alguien más en su lugar podría estar listo para perdonarla; pero hizo el esfuerzo por ponerse en su lugar, por entender su pasado y encontrar una lógica a todas las acciones que la llevaron a hacer lo que Kohaku le ordenaba. Y quizá todo ello le permitió verla a la cara con un ápice de empatía y no un gesto iracundo con el que deseaba hacerle tanto daño por todo lo que provocó con ayudarle al pelgris.

Pero lo que (Nombre) no podría saber tras salir de la estación de policía, era que Amaya se permitió llorar luego de hablar con ella, sin importarle que Naomasa o el mismo Best Jenist miraran la escena. Amaya estaba tan arrepentida que se dijo que no podría ser merecedora de su perdón y que mucho menos podría vivir una vida normal. Sin embargo, el héroe número tres tuvo la osadía de revelarle mucho antes de estar tras las celdas, que su encierro no sería permanente si aceptaba ayudar a las empresas constructoras a reparar los daños causados por el enfrentamiento con Kohaku, con la oportunidad de servir y enmendar parte de sus crímenes bajo la supervisión de héroes capaces de detenerla.

Ella lo miró como si fuera el mismísimo dios quien le daba una segunda oportunidad en la vida, y con lágrimas en los ojos, aceptó prometiendo que no haría otra cosa más que ayudar a reparar sus propios errores.

El resto de ayudantes de Kohaku no tendrían tanta suerte, pues aquel grupo había sido buscado meses atrás luego de cometer una cadena de crímenes menores que con el tiempo fueron creando un historial que no les dejaría ver la luz del día en varios años, sobre todo luego de colaborar con el peligris bajo las órdenes de Kurama, quien fue detenido por Mirko y Endeavor.

La policía se aseguró de su custodia y encierro, sobre todo el de Kohaku. Sin embargo, algunos días después de haber sido encerrado bajo máxima seguridad en el Tártaro, los guardias que custodiaban su celda dieron el aviso de que él ya no contaba con signos vitales, y tras asegurarse de que era un hecho con ayuda de Eraser Head, la policía optó por clasificar como confidencial aquella información.

La investigación concluyó que, tras haber desarrollado la capacidad de combinar particularidades en su propio ser, Kohaku habría creado una particularidad que utilizaba aquellas que aún quedaban en su cuerpo y que nunca supo que tenía y que, al no conocerlas, su cuerpo no soportó el impacto que éstas tuvieron siendo solo una. A eso también se le sumaba aquella enfermedad que ningún médico pudo comprender dada la alteración que el mismo Kohaku sufría al activar su particularidad.

—Tal vez su vida habría terminado antes de no ser por GrandAlpha —aseguró Amaya tras escuchar el informe de Naomasa—. Desafortunadamente no fue así...

Por su parte, las chicas organizaban una pijamada para el regreso de (Nombre), quien fue dada de alta aquel día. Mina se encargaba de la decoración junto con Momo y Hagakure, mientras que Jiro, Tsuyu y Ochako ponían a prueba sus capacidades culinarias para preparar un buen pastel, aunque se veía tentadora la idea de pedirle ayuda a Sato.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora