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El sonido de una gran explosión le hizo abrir los ojos de golpe y estar consciente del momento, siendo esa esperanza que creía nula. Quiso ver qué sucedía, pero se vio obligada a cerrarlos de nuevo gracias a las ondas que generó la detonación y para evitar que los escombros y el polvo ingresaran a sus ojos. Permaneció así por unos instantes hasta ya no oír otra explosión y los abrió lentamente encontrándose los salientes de su antifaz negro asemejándose a una bengala con los bordes de naranjas, el cabello cenizo se mecía con brusquedad al estar todavía en el aire con ambos brazos extendidos hacia delante con un par de granadas gigantes en cada uno preparados para crear más explosiones de ser necesario; su traje negro se iluminaba con la luz artificial de las calles y se cubría del polvo que caía sobre él al adentrarse al campo de batalla.
Ahí estaba el chico que vio hace tan solo unas horas en la estación de policía, compañero de su hija y pupilo de BestJeanist de pie, delante de ella, dándole la espalda como una clara señal de ayudarle y no permitir que luchara más. Su postura mostraba cuán preparado estaba para el enfrentamiento, seguro de su victoria y clara atención a los alrededores al no poder ver más allá dada la capa de humo y polvo que sus explosiones crearon al llegar y evitar que las piedras que iban en dirección a Sayio la dañaran. No dijo nada y la mayor no se molestó al prestar atención a sus heridas que recién empezaban a arder dado su contacto con el polvo.
Bakugo no esperaba encontrarse con ese enfrentamiento, juraría haber escuchado otro un poco más lejano que ese, aunque la explosión o lo que haya provocado un sonido semejante a una provenía de ahí, donde estaba la madre de (Nombre)—. Son dos niñas. Al parecer una puede controlar la tierra —informó la mayor a la brevedad, dándole una idea al joven de quien se enfrentaba por el momento—, la otra chica ha escapado —añadió seguido de un quejido lastimero que le obligó a hincarse sobre una rodilla.
—No se mueva —pidió Bakugo en un tono neutro, para nada agresivo como la mujer lo llegó a ver en los festivales deportivos, sorprendiéndola y agradeciendo por ello. Katsuki al principio creyó que era una broma, no pensaba que la castaña fuera detenida por esas simples extras, pero el observar todo a su alrededor y notar los restos de una escalinata de metal entendió cuán grande había sido el encuentro con la chica que ella dice, huyó.
El humo se disipó gracias a las corrientes de aire de esa noche, el frio recorrió el cuerpo de la mayor y de Bakugo; éste último chaqueo la lengua y, decidido a terminar de una vez por todas con ese enfrentamiento para dirigirse a donde oyó uno más cuanto antes, caminó con decisión al frente, buscando con la mirada a las chicas que se aprovechaban de la condición de Saiyo y escuchando los alrededores, alerta a un ataque sorpresa.
El grito de advertencia de Sayio llegó a sus oídos demasiado tarde al ser rodeado por un remolino de viento que lo elevó por los aires con rapidez y de forma un tanto brusca, sus ojos rojizos luchaban por mantenerse abiertos y enfocar al enemigo a pesar del polvo que quería ingresar en ellos. Un par de explosiones bastaron para salir de aquel ataque, manteniéndose en el aire para observar mejor y con mayor claridad, aunque no con mucho enfoque, al par de niñas que se ocultaban en un callejón. Una de ellas, la peligris, tenía sus manos extendidas hacia arriba indicándole que ella era la que manejaba las corrientes de aire, semejante al alumno de la preparatoria Shiketsu, aunque con un menor control.
Bakugo llevó sus brazos a su espalda, creando explosiones que le permitieron acercarse a ellas, creyéndolas un blanco fácil al verlas desprotegidas, no obstante, el rubio se vio obligado a parar de golpe, de llevar ambas manos hacia delante para detenerse con explosiones más grandes que le impidieran chocar contra un muro de piedra que se alzó de la nada, protegiendo a las gemelas. Aumentó el tamaño de sus explosiones y con ello su poder destructivo para quitar de su camino el muro, pero otra corriente de aire lo alejó de ellas en cuanto lo destruyó.
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Diario perdido •Katsuki Bakugō•
Fanfiction[TERMINADA] Su timidez y miedo al rechazo le hacían escribir en un pequeño cuaderno lo que sentía por él. Varias hojas en blanco listas para ser llenadas con palabras que expresaban varios sentimientos, más que el mero amor que crecía en su interior...