𝐒𝐞𝐱 𝐚𝐧𝐝 𝐃𝐞𝐚𝐭𝐡

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Serie: Squid Craft Games #2.
Contiene: Drama, Smut.





















La noción del tiempo se perdía fácilmente en las instalaciones de aquel frío y agobiante recinto.

No sabía qué día era, ni cuántas horas habían pasado desde que despertó entre esas cuatro paredes de color crema.

Mucho menos sabía, el número exacto de personas asesinadas a sangre fría en aquellos juegos que parecían ser inofensivos.

Pero en realidad, no lo eran.

Nada era inofensivo en ese lugar, ni siquiera las personas que lo acompañaban.

Parecían dispuestos a matarse entre sí, con tal de sobrevivir y ganar la suma más grande de dinero que ha visto en sus veintidós años de vida.

Ha presenciado demasiadas cosas en ese periodo de tiempo, que ya nada le sorprendía.

Sus amigos fueron arrebatados de su lado, quedando completamente solo en el ahora solitario rincón que solían utilizar para sus amenas conversaciones que acortaban los días.

Ya no tenía motivos para querer seguir con vida, pero él seguía en el mismo lugar de siempre.

De pie en el costado izquierdo de aquel grupo de guardias. Con su arma apoyada contra su pecho, luciendo encantador ante sus ojos gatunos.

Nunca se detuvo a observar con detenimiento a los guardias que vestían trajes de color rojo, junto a máscaras negras con símbolos en ellas.

Hasta que un día lo hizo.

Sus ojos captaron a una persona de baja estatura entre los guardias. Lucía confundido, o al menos eso podía percibir desde su posición como jugador.

Podía notar su errática respiración a la lejanía, al término de cada juego.

De igual forma, podía notar su tranquilidad al verlo entrar por las puertas del elevador.

Como si le causara paz que siguiera con vida.

No podía entender el comportamiento de aquel guardia.

Era diferente a los demás y eso le provocaba ganas de conocerlo. De acercarse y poder entablar algún tipo de conversación con aquel desconocido.

Pero eso no podía ser posible.

Tenían prohibido hablar con los guardias. La muerte era lo único que podían ganar si rompían dicha regla.

Lo mismo aplicaba para el lado contrario.

Al parecer, todos eran prisioneros en ese frívolo juego que estaba acabando lentamente con su cordura.

Todos corrían con la misma suerte, morir.

Aunque la muerte dejó de importar, en el momento más surrealista que ha vivido en las instalaciones de aquel edificio.

Justo ahí, con el rostro de aquel muchacho que no escapaba de su mente, pegado a la fría madera de la mesa.

Mientras él se encargaba de acariciar con esmero su bonito y esbelto cuerpo.

No pudo evitar caer ante la tentación de tocar y marcar al contrario, cuando entraron por la puerta de la pequeña habitación.

No sabía el motivo por el que lo trajo hasta ese lugar, pero decir que le interesaba, sería mentir.

𝐌𝐂 𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒  ⭑  𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora