𝐓𝐡𝐞𝐲'𝐫𝐞 𝐜𝐚𝐭𝐬!

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Serie: TortillaLand #2.
Contiene: Comedia, Soft.





















— Bien, beban esto.

La pareja miró con desconfianza el vaso de líquido rosa que yacía en sus ojos.

¿Cómo llegaron a esa situación?

Sencillo, Zorman quería usarlos como prueba para
el nuevo experimento que había hecho junto a Juan.

En realidad, solo quería usar a Auron, pero Reborn no estaba dispuesto a que su novio se enfrentara a esa situación sin él.

Aún más por el hecho de que Juan, participó en ello.

No querían desconfiar de su amigo, pero teniendo en cuenta que era un hechicero, esperaban que el experimento fuera un completo desastre.

Juan no se dedicaba a ello. No tenía experiencia haciendo pociones o ese tipo de cosas.

Por lo que se podían esperar cualquier cosa.

Aunque, al ver a Juan tan emocionado, no pudieron negarse a participar en la prueba.

— ¿Para qué era esto, Juan?. — Inquirió el de la flama en el cabello, confuso.

— Para hacerlos chiquitos. — Respondió el menor con emoción.

— Es una poción para encogerlos. — Agregó el científico.

— Entonces supongo que tenéis alguna poción para revertir los efectos. — Con eso dicho, Zorman y Juan se miraron entre sí con cierto miedo.

— Estamos trabajando en ello.

— ¿Cómo que estáis trabajando en ello?. — Reborn frunció el ceño. — ¿Qué cojones pasará si quedamos enanos para siempre?.

— No creo que eso suceda. — Spreen habló. — Soy de los que confía en que esto será un experimento fallido.

— Muchas gracias por tu apoyo, mi amor. — Juan sonrió con sarcasmo.

— Rápido, beban esto. — Zorman les entregó el vaso.

Sin otra opción, la pareja bebió el líquido, degustando el sabor amargo de este.

— Ahora entren aquí. — Juan abrió una puerta que daba a una habitación completamente vacía.

— Como suceda algo que no debería suceder, os romperé la puta cabeza. — Dijo Reborn, tomando
la mano de Auron para adentrarse en la habitación.

Los tres restantes se miraron entre sí con algo de preocupación.

Podía salir muy bien, o muy mal.

— ¿Cuánto debemos esperar?. — Inquirió el hechicero, nervioso.

— No mucho, no tardará en hacer efecto. — Dijo el mayor de los tres.

— Yo no los escucho hablar, quizá haya pasado algo.

Zorman suspiró, contando los segundos en su mente hasta llegar a 0.

Caminó hacía la puerta, abriéndola y observando la habitación completamente vacía.

"Miau".

El científico miró a la pareja que yacía detrás suyo, creyendo que se habían vuelto locos al escuchar a un gato maullar.

"Miau".

Un nuevo maullido resonó por la habitación, pero este era más fuerte.

Cómo si estuviera enojado.

Bajaron sus miradas, observando a dos gatitos.

Uno más grande que el otro.

Uno era completamente gris, con ojos grandes y marrones.

Mientras que el otro, era de color naranja, casi amarillento. Algo delgado y más bajito que el otro.

Dedujeron inmediatamente que ese era Auron, gracias a la mirada llena de odio que les regaló.

El científico soltó un suspiro, al ver a sus amigos convertidos en gatos.

Tenía la esperanza de que la poción hubiera dado buenos resultados, pero no fue así.

Por su parte, Spreen miraba con cierto enojo a su pareja, quien se encontraba en estado de shock.

— Esto no tendría que haber sucedido. — Murmuró el de gafas, asustado.

Ahora, Spreen soltó un suspiro lleno de frustración.

— ¿Qué hacemos ahora?. — Zorman preguntó, después de unos segundos.

— Llévalos a la pollería, por favor. — Juan habló inmediatamente, mirando al híbrido.

— ¿Qué?. — Inquirió el menor. — Juan, debo trabajar. No puedo cuidar a unos gatos ahora.

— Amor, solo será un momento. — El hechicero suspiró. — Cuídalos en lo que busco una solución.

Nuevamente, Spreen soltó un suspiro.

De solo pensar en tener que cuidar de aquellos gatos, le agotaba, pero no tenía opción.

Eran sus amigos.

— Bien... — Murmuró entre dientes, tomando a los dos gatitos entre sus manos.

Acción que se complicó gracias a los movimientos bruscos de Reborn. Parecía odiar el contacto de la mano del híbrido contra su pelaje.

Por otra parte, Auron se dejó cargar sin problema pero de vez en cuando, mordía con algo de fuerza la mano del menor.

— Gatos de mierda... — Murmuró, pero igualmente fue escuchado por los felinos.

Quiénes no dudaron en gruñirle en señal de advertencia.

Bufando, Spreen salió de la casa del científico para dirigirse hacia los portales.

No podía tomar los cohetes, así que corrió lo más rápido que pudo.

En menos de cinco minutos, llegó a la pollería.

Dejó a Auron en el suelo, para cerrar la puerta con una velocidad que le sorprendió.

No quería que sus amigos se escaparan y sumaran otro problema a la lista.

— ¡Dejá de romper las bolas, Reborn!. — Le gritó al gatito que aún yacía entre sus brazos, puesto que se removía con fuerza.

Arañándolo en diversas zonas.

Finalmente, lo soltó. Reborn dio pasitos torpes hacia Auron, moviendo su colita de un lado a otro, antes de lanzarse al contrario.

Spreen reprimió una sonrisa, al ver a ambos gatitos lamerse entre sí.

En su mente apareció el recuerdo de las palabras dichas por Reborn y Auron, justo el día de su tan anhelado aniversario.

"Te amaré por siempre, en cada vida que tenga y en todas las formas que vengan".

No lo había entendido hasta ahora, que veía a ambos animales acariciarse entre sí con amor y tranquilidad.

Eran unos gatos, pero el amor entre ellos seguía ahí.

Eso era lo más lindo de la situación.

𝐌𝐂 𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒  ⭑  𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora