Capítulo 7. Soledad.

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Capítulo7. Soledad.

Iba caminando hacia mi lugar favorito, un lugar mágico en mi opinión ya que había una laguna con un pequeño arroyo que venía desde la parte superior de la laguna. En la laguna había unos 5 lirios esparcidos por toda aquella masa de agua, que de acuerdo a la posición de la Tierra, la Luna y las Estrellas cambiaban de color, había veces que eran lila fuerte, otras azul marino, verde olivo y todos los colores que se pudieran imaginas, inclusiva más.

El agua reflejaba el color de estas plantas acuáticas con la luz de la luna y lo mejor de todo es que sólo sucedía cuando era de noche.

Venía a menudo cuando vivía aquí en Rivendell para despejar mi mente, relajarme o desahogarme sin que nadie me viera como llorar, uno de los sentimientos que más odio, porque al llorar siento que me ven débil o se compadezcan de mí solo por lástima.

Me recosté en la orilla de la laguna, la brisa se sentía callada y cálida. Después volví al comedor.
Terminaron de cenar y lord Elrond pidió que llevarán a la compañía para dormir (yo iba con ellos, ya que no quería estar aburrida y aparte ya traía mi ropa de viaje) pero Thorin, Bilbo, Gandalf, Balin y lord Elrond fueron a tratar de leer el mapa de la Montaña Solitaria.
—Así que, Ilmarë o ¿cómo prefieres que te diga? Sharkey, Belilmathiel, Deralia o Næniver Topleaf—me dijo sonriendo Kili.
—Como quieras, soy todos esos—dije y me reí suavemente.
— ¿Cómo se siente ser inmortal? —preguntó otro curioso, Fili.
—Pues nada más ves cómo va cambiando la Tierra Media y conoces todos los sucesos—dije como si fuera la cosa más simple del planeta.
— ¿Por qué a cualquier aventura a la que voy soy el más o uno de los más jóvenes? —nos preguntó Kili.
—Es bueno ¿no lo crees? —le pregunté alzando las cejas.
—Bueno, tal vez sí pero quiero algo más que no sé qué es pero siento que me falta algo—dijo con un brillo en los ojos.
—Lo que sientes que te falta, mi amigo, es una persona con quien compartir aventuras y estar por el resto de tu vida al igual que a mí también me falta alguien. Ver tantas guerras y caídas de ciudades hermosas como Gondolin, la ciudad oculta de los altos elfos, o ver morir a tanta gente inocente solo por culpa de la codicia de poder. Según yo, había encontrado el amor, pero él decidió que no éramos lo suficientes maduros para tomar esas decisiones. Yo estoy harta también de mi soledad y se va a volver más grande ya que después de este viaje tal vez vuelva a Valinor a vivir el resto de mi vida lo cual es eterna—dije nostálgicamente.
— ¿Y no puedes morir, es decir que te maten? O ¿convertirte en mortal? —me preguntó.
—Cuando se acabe esta edad y no haya partido a Valinor llegara la época de los hombres aun así seguiré siendo inmortal, por ser una estrella que ilumina a todos. Sólo dejo de ser inmortal cuando una flecha de morgul se me entierre pero para seguir siendo inmortal (y no morir, de paso) tengo que ocupar athelas mejor conocidas como "hojas de reyes"... Por cierto, ¿conocen la historia de Luthien y Beren? —Ellos negaron con la cabeza— bueno pues verán, Luthien era una elfa y Beren un mortal. Los dos se enamoraron pero el padre de Luthien no lo aprobaba y dijo que si Beren no recuperara un Silmarils de la corona de Morgoth no se casaría con su hija. Luthien y Beren escaparon y fueron por la joya tan deseada. Beren perdió una mano pero recuperaron un Silmarils de la corona de Morgoth, el primer señor oscuro, y murieron juntos por las heridas hasta que llegaron a la estancia de Mandos y los dejaron volver a la vida con una condición.
— ¿Cuál era la condición? —preguntó Kili
—Que vivirían como mortales y así fue ya que el amor que tenían era verdadero. Tuvieron hijos y después murieron por la edad—terminé con una sonrisa de nostalgia al recordar a dos de mis grandes amigos. Kili es tan adorable cuando les conté la historia que me dieron ganas de abrazarlo y protegerlo

Narra Kili:
—Que hermosa historia—le dije a Ilmarë.
—Sí, yo haría lo mismo si me llegara a enamorar de un mortal—nos dijo.
— ¿En serio? ¿Qué pasaría si a la persona que tu amas no te ama?—le pregunté.
—Yo honestamente no lo sé, nunca me lo había preguntado, se lo preguntaré a Gandalf en otro momento—ella respondió.
Creo que debería cuidarla y protegerla. Siento cosas por ella que nunca había sentido en toda mi vida, creo que la amo. Ilmarë se había quedado dormida en un cojín. Se veía tan adorable.
—Que hermosa, ¿no lo crees? —me preguntó mi hermano.
—Sí, pero ¿a ti te gusta? —le pregunté.
—No, pero se de alguien que si—me dijo.
— ¿En serio? ¿Quién es? ¿Lo conozco? —le asalté con varias preguntas.
—Claro que si lo conoces torpe, eres tu—creo que me puse en ridículo.
—Ups— creo que me empecé a sonrojar.
— ¿Más rojo no te puedes poner verdad? — me dijo y creo que me puse más rojo y me ardía la cara.
—Oye, déjame tú también te pondrías así si también estuvieras en la misma situación que yo—le conteste un poco exasperado.
—Tienes razón, ahora a dormir. Thorin dijo que saldríamos al amanecer—me dijo acomodando se en un cojín.
—Hasta mañana Fi— le dije, creo que ya se había dormido.
Y así me coloque junto a Ilmarë y me quedé dormido no sin antes sentir un beso en la mejilla derechas (pues estaba acostado del lado izquierdo) y oí un "Descansa, enano malhumorado de mejillas ruborizadas", y sonreí al saber que ella simplemente se hizo la dormida para escuchar nuestra conversación.


La Estrella a La Derecha (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora