Capítulo 12. Una festiva bienvenida.

1.4K 91 1
                                    

Capítulo12. Una festiva bienvenida.

Íbamos camino a nuestra ciudad y la vegetación fue cambiando poco a poco y podía ver como Lessa se iba emocionando, al igual que yo nada más que los enanos no se daban cuenta. Ellos estaban confundidos por el cambio de vegetación, ya faltaban como unos diez minutos cuando se empieza a escuchar la música típica de nuestro pueblo (música clásica), sabíamos lo que venía.

Y cuando ya se veía a lo lejos la ciudad, empezaron a recibirnos con nuestro típico baile, el ballet. Era tan maravilloso verlo. Los enanos y Bilbo se sorprendieron mucho al ver a las muchachas que bailaban. Y al terminar el baile, unos brillos dorados nos envolvieron a Lessa y a mí. Cuando se desvanecieron, Lessa tenía un vestido color plateado, con unas zapatillas plateadas con unos pequeños moños en la puntas, su tiara plateada que era de las que rodeaban la cabeza y no de las típicas que tiaras, era con flores y hojas, tenía una sombra color rosado claro en los ojos y delineados de color plateado, y sus labios de un color claro mate y su pelo tenía flores naturales de color blanco; y yo tenía un vestido color dorado (con las mangas caídas ya que el corte era de barco, dejando ver lo que me había escrito el trasgo, "Escoria" en el brazo derecho e "Inmunda" en el brazo izquierdo) corto que llega a las rodillas, unas zapatillas del mismo color que el vestido nada más que en vez de la típica tela, era encaje, mi diadema "especial" desapareció así que supongo que apareció en mi cuarto (junto con el resto de mi ropa) y fue sustituida por mi tiara dorada del mismo estilo que el de mi amiga, nada más que tenía copos de nieve en dorado, tenía una sombra dorada en los párpados, delineado de color negro, mis labios tenían un rojo suave y mi pelo tenía copos de nieve con nieve. Los enanos se quedaron sorprendidos ante nuestro cambio, todos tenían la boca abierta mientras que Gandalf sólo sonreía.

—Bienvenue, Majestés (bienvenidas, majestades) — dijo uno de los guardias, todos hicieron una reverencia menos la compañía.
— ¿Por qué les hacen reverencia?— preguntó Fili.
— ¿No saben quiénes son?— preguntó el guardia en la lengua común.
—Sólo sabemos que son estrellas— dijo Thorin.
—Ilamrë la primera estrella creada, "La Primera" es nuestra Princesa y Lessa, la segunda estrella, "La Benévola" es la Doncella De Honor, la que tomaría el cargo en todo caso de que Ilmarë muera o no quiera el poder, ascenderá a ser nuestra princesa, y así sucesivamente con todas las estrellas— dijo el guardia, cuando terminó de decir eso los enanos y Bilbo se arrodillaron frente a nosotras.
—Bienvenidos a La Ciudad Estelar, nuestro hogar— les dije a los enanos y lo último volteando a ver a mi mejor amiga.
— ¿Entonces eres una princesa? ¿Por qué no nos dijiste?— me preguntó Ori tiernamente.
—Sí. Porque sería incómodo que supieran lo que soy— dije con una sonrisa tímida.
— ¡Aaaah! Su majestad, ¿qué le pasó en el cuello?— dijo una de las doncellas.
— ¿Y en sus brazos?— dijo otra doncella.
—Oh, cierto— dije— ¿sería mucho pedir que pudiéramos descansar aquí para curar mis heridas y las tuyas, Thorin?— le pregunté al rey enano.
—Por supuesto que no, de hecho sería un placer creo que para todos— dijo.
—Merylonna, por favor lleve a la Compañía a una de las habitaciones más grandes para no separarlos y Gandalf, ya sabes cuál es tu habitación— les dije— y manden a un médico a la habitación de los enanos para que vea las heridas de Thorin, por favor.
—Vamos majestad— dijo la doncella jalándome de un brazo para llevarme a la sala de curación, Lessa iba conmigo, para ver lo de su nariz y el labio partido.

Llegamos a la sala y cuando el médico vio mi herida en el cuello palideció. Una enfermera se llevó a mi mejor amiga para curarla. Me empezaron a limpiar las heridas del torso (por las mordidas del wargo), de los brazos y del cuello. Ardía mucho, no lo podía negar y lo peor empezó cuando aplicaron la medicina de athelas aunque también tengo que admitir que me empecé a sentir mejor. Cuando terminaron, me dejaron ir pero en el abdomen y brazos traía vendas y en el cuello traía una gasa.

Lessa y yo empezamos a caminar directo al jardín donde nos habían dicho que los enanos estaban ya que querían estar afuera y relajarse a estar en una habitación.
—Oye Les— le dije.
—Mande— contestó.
— ¿Por qué los trasgos te tenían?
—Pues mira, estaba en la Ciudad del algo cuando me llegaron noticias de que estabas en Rivendell, así que decidí partir para encontrarnos pero cuando cruzaba las Montañas Nubladas, los trasgos me encontraron un día antes que a ustedes y me torturaron hasta que llegaron ustedes.
— ¿En serio?— dije sorprendida— Ay amiga, no tenías que buscarme— le di un abrazo, el cual ella correspondió.
—Claro que tenía que hacerlo, eres mi mejor amiga en todo el mundo y nunca te dejaría.

Nos separamos y seguimos platicando hasta que vimos el jardín. Al llegar al jardín vimos que algunos estaban sentados o recostados en el paso, otros platicando y a otros viendo y admirando todo, todos menos Thorin.

—Ilamrë, perdón majestad— dijo Bofur.
—No me digan majestad ni alteza ni nada de eso por el estilo, solo soy Ilmarë— dije. Y Lessa estaba aguantándose la risa.
—Bueno Ilmarë, ¿De qué está hecho el castillo?— preguntó Bofur.
—Hay secciones, por ejemplo, la entrada, la sala principal, mi habitación y una que sala son de hielo; otras son de pura naturaleza y así.
— ¿En serio?— preguntó Fili, observando a mi mejor amiga y Kili estaba junto a él.
— ¡Sí! Es asombroso todo— dijo mi amiga, sonrojándose ante la mirada del enano rubio.
—Señoritas— empezó Balin— Eh escuchado, en las Montañas Azules, que su raza sus voces son hermosas, ¡más que la de los elfos! ¿Es eso cierto?
—Pues no puedo asegurar eso, pero si quiere em... ¿Señor?— empezó Lessa pero al no saber el nombre interrumpió su explicación.
—Balin, a su servicio— dijo haciendo una reverencia.
—Bueno, señor Balin, si quiere esta noche después de cenar los llevamos a nuestro lugar especial para cantar, contar poemas o incluso aventuras suyas, sería como una sala de fuego élfica pero no élfica— dijo Lessa.
—Claro, sería un placer— dijeron todos los presentes en coro, mientras Lessa y yo soltamos una carcajada


C    

La Estrella a La Derecha (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora