Capítulo 10. De la sartén al fuego.

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Capítulo10. De la sartén al fuego.

"Estaba paseando por Rivendell antes de que nos llevaran a nuestra recámara. Conocía Rivendell como la palma de mi palma. En uno de los pasillos había un banco y en él estaba sentada una elfa cuyo pelo era dorado, y llevaba un vestido blanco. Me fui acercando hasta que ella me hablo.
—Belilmathiel, Haira lúmello (cuanto tiempo)— se dio la vuelta y pude ver a la dama de Lórien, Lady Galadriel.
Inmediatamente hice una reverencia.
—Majestad—hice una reverencia.
—Levántate querida y siéntate conmigo, ¿o prefieres caminar?
—Honestamente majestad, prefiero caminar—le dije
—Como tú gustes—se levantó y empezó a caminar junto a mí.
— ¿Majestad?
— ¿Si querida?
— ¿Qué está haciendo aquí en Rivendell?
—Oh, se va a celebrar un concilio blanco ¿vas a asistir?
—creo que ya conoce la respuesta, mi lady.
—Tu corazón ya nunca le perteneció al enano cuyo nombre es Kili.
—Pero majestad eso es imposible no hay nadie más que...
—Él sigue en tu mente ¿verdad querida?
— ¿Él quien? Majestad.
—Tú sabes a quien me refiero.
—Sí, es que con él pasé momentos muy hermosos.
—Recuerda querida, no des esperanza donde no las hay. Sé que te atrae el príncipe menor pero eso no es amor como tú amas a ESA persona.
—Gracias, majestad.
—Es hora de que me valla al concilio pero recuerda, siempre que me necesites yo iré—y con eso me dio un beso en la frente."
Desperté un poco agitada ya que esa había sido nuestra charla, seguía con mi apariencia enana. Y en eso escucho la voz de Bilbo junto con la de Bofur.
—No, no puede irse usted es parte ahora de la compañía—dijo Bofur.
—No, claro yo nunca pertenecí a la compañía yo pertenezco a Bolsón Cerrado—dijo Bilbo.
—Usted está nostálgico y lo entiendo completa...
—No claro que no entiende, ustedes están acostumbrados a esta vida, a vivir en la calle, a no pertenecer a ningún lugar—Bilbo volteó a verme y vio como mis ojos se estaban humedeciendo y que solté unas cuantas lágrimas y después volteó a ver a Bofur que ya había perdido su sonrisa y volteó a ver al resto de la compañía.
—Tiene razón, no pertenecemos a ningún lugar. Le deseo toda la suerte del mundo—y con eso bajo bajó la mirada pero vio que la espada de Bilbo tenía un tono azul— ¿qué es eso?—preguntó Bofur señalando la espada y esté la medio sacó y me levanté de un brinco.
— ¡Despierten!—grite y empecé a aplaudir. Todos se levantaron pero era tarde, el piso se había partido en dos y caímos en un tobogán y al final había una jaula pero claro fui la única que cayó dentro y la cargaron, eran trasgos. La ciudad perecía estar hecha por pura madera con antorchas en cada entrada a una pequeña cueva. A parte el hedor era horrible, olía a putrefacción y cuanto más abajo creo que es un poquito (mucho) más fuerte.
Nos empezaron a registrar y sacaron todas mis armas, las apilaron en un mismo montón, torpes. Nos llevaron frente al "rey" que estaba sentado en un trono hecho por huesos al igual que su cetro.
— ¿Quién se atreve a entrar en mi reino armado? ¿Ladrones? ¿Asesinos? ¿Espías?—dijo el grande y gordo trasgo con mucho acné en la cara tan horrible.
—Enanos y una chica enana, su malevolencia, estaban en el porche principal—dijo un trasgo horrible igual que todos e hizo una reverencia.
— ¿Qué hacían por el paso de las montañas?—dijo—Contesten—pero ninguno de nosotros habló.
—Muy bien, si no van a hablar los torturaremos. Comencemos con la chica—y me señalo. Pero antes de que me cogieran hice rápidamente mi baile y volví a ser mi apariencia neutra—así que, ¿tú eres Ilmarë, la Estrella verdad? Conozco a una amiga tuya, sabes quién es ¿verdad?—negué con la cabeza—su nombre es Lessa—mi cara palideció al escuchar su nombre— ¡tráiganla!
En eso trajeron a mi amiga de pelo rubio y mechas color lila, ojos iguales a los míos y la misma apariencia pero sólo cambiaba el pelo.

Narradora:
— ¡LESSA!—gritó Ilmarë al verla con el labio partido y la nariz sangrando.
—Que conmovedor, sólo te torturaremos pelirosa ya que ya torturamos a la otra, ya sabes que hacer—dijo el trasgo rey a un discípulo. Dicho eso el discípulo la tiró al suelo y le descubrió los brazos dejando ver sus marcas, con un cuchillo en la parte superior del brazo derecho le empezó a escribir "escoria" y en el otro "inmunda" de una forma lenta, dolorosa y profundamente con una horrible letra. Los gritos desgarrantes de la muchacha resonaban en todo, y por todo me refiero a todo el lugar. Los enanos odiaban verla en ese estado.
—Detente—gritó Thorin cuando el trasgo ya había terminado, saliendo de entré la compañía.
—Miren quien está aquí, Thorin hijo de Thráin, hijo de Thror. Rey bajo la montaña— hizo una torpe reverencia— oh pero tú no tienes una montaña y tampoco eres un rey, lo cual te vuelve un don nadie en realidad. Conozco a una persona que pagará un buen precio por tu cabeza, sólo tu cabeza y nada más, un antiguo enemigo tuyo. Un gran orco pálido montado en un gran wargo blanco.
—Azog el profanador fue muerto en una batalla hace mucho tiempo.
— ¿Así que crees que dejó sus días de profanador?—le preguntó a Thorin, después se dirigió a un trasgo bien pequeño con un pergamino y le dijo—dile al gran orco que encontramos su trofeo—. Luego el mini orco se fue— bien, en lo que esperamos ¿por qué no los torturamos?—dijo y después dijo que trajeran que sabe qué y entonó una horrible canción. Ilmarë sólo estaba centrada en Lessa.
Y de repente un trasgo saca a Orcrist, la espada de Thorin, la peor enemiga de los trasgos, la aventó y todos se asustaron
—Sé que la espada ha cortado miles de cuellos. Mátenlos y corté les la cabeza, hasta a las chicas—dijo el gran trasgo.

La Estrella a La Derecha (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora