Los ojos son para ver

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Nicolás

No sé, si es correcto pensar en que ya sabes cuál es tu persona correcta. Yo creo que no, pero aun así eso está en mi mente.
¿Estará bien pensar que el Jaime es mi persona correcta? Tal vez eso no sea lo incorrecto. Lo incorrecto seria que el en verdad no es el indicado, aunque duela decirlo.
A lo mejor por eso el Choreza se puso en mi camino para indicarme que el barbón no es el camino que hay que seguir.

Hoy es viernes, han pasado 4 días desde que hablé con el Choreza. Y durante estos días he analizado algunas cosas.
Primero... ¿Qué pretendía él diciéndome eso? Ósea de verdad le gustó... O ¿Habrá sido puro webeo? Es que si fuera leseo, yo cachó que ya me hubieran dicho. Pero estuvo toda la semana invitándome a salir.
Eso ya supera algún tipo de webeo.

El Edgar me dijo... que aceptará y después vea que chucha. Ósea si siento algo o en verdad nada. Él no dejaba de repetir que esa era la mejor manera de olvidar a alguien, tal vez lo sea pero ese no es el problema. El problema es que no quiero olvidar.
Lo pensaré un poco más, a lo mejor me equivocó y lo ideal es salir con el Choreza.

A lo lejos logró oír una musiquita...
Cuándo miro mi velador, logro ver mi teléfono.

   Edgar:)

Tomó el aparato entre mis manos y contestó.

-Aló-dije de inmediato-

-Aló, Nico-dijo mi querido amigo-

-Oye, weón ¿Qué pasó?

-No... es que te llamaba para ver si más rato, como a las 15:30 nos juntábamos a hacer el trabajo.

-Ah ya, dale po.

-Ya pue... entonces te esperamos-dijo divertido-

-¿Esperamos?-Lo imite-

-Ah es que estoy con el yelito.

-Ah ya...-reí- Entonces diviértanse harto par de maracos-reí más fuerte-

-Loco pesao por la cresta-río leve-

-Ya oh... Chao Edgar.

-Chao, weón.

Al terminar la llamada, deje mi teléfono en mi velador. De reojo vi la hora '12:47' indicaba el reloj. Aún tenía tiempo, era temprano.
De todas formas... tengo paja. La cama esta abrigadita... aparte está mi viejo, culiao pesao.

Me quede recostado hasta que reuní un poco de energía y me levanté.
Me puse un pantalón de buzo que estaba arriba de la silla para no salir solo con calzoncillos. Al tenerlos puestos salí de mi NicoCueva, y entré a la habitación del al lado, el baño.
Al estar adentro, tenía el espejo al frente mío, me acerque un poco a esté para verme mejor. Había notado algo raro... ¿Qué pasó conmigo? Ósea... Tenía ojeras del porte de un buque, y mi cara parecía como si hubiera olvidado al completo como sonreír. Y podría añadir que con está pinta parecía más viejo de lo que era.

Estamos mal, Nicolás. Súper mal.

Solo suspiré y corrí la cara. Ya no quería verme en él.
Me quité la ropa y entré a la ducha.
Abrí la lleve y regulé la temperatura del agua, me gusta tibia, tirado a más caliente.
Sentí como cada gota de agua recorría rápidamente todo mi cuerpo. Pasando por mi nuca, hasta llegar a mi columna y luego caer...
El agua... el calor... el ambiente, me hizo recordar ese día.
Sentí como la temperatura comenzó a subir en mi cuerpo y no era por el agua. Tenía tantas ganas de hacerlo aquí con el Jaime como aquella vez en su casa. Quería imaginármelo... en frente mío con su mirada de caliente más que evidente y sus brazos pasando por mi cuerpo.
Sobre todo la sensación de sentir nuestros labios juntos.
Sentí un cosquilleo en mi cuerpo, en la parte de 'ahí abajo'. Mi amiguito se había despertado. Quería jugar, yo igual pero lamentablemente no estaba la persona que queríamos...
Si quería irme a la casa del Edgar... no me quedaba otra que hacerlo yo mismo...

Eres mi pololo o mi pololo, elige (JaiNico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora