Cool heart, cold mind

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La temporada de cerezos había comenzado ese día en Corea del Sur, los lagos y prados estaban cubiertos por la flor de pétalos rosas preciosos que adornaban en un color precioso cada esquina.

Por la ventana de Hansol entraron estos, cayeron sobre la cabeza de su gato negro quien tranquilamente se encontraba durmiendo antes de sentir esa presencia molesta que le hizo alzar la cabeza. Era tranquilo por lo que no hizo demasiado alboroto.

Hansol se puso en cunclillas observándolo tan impasible cómo siempre y sin las gafas puestas, le gustaba mucho su gato, amaba a su gato, era quien más sentimientos positivos le traía en el día a día desde que se había mudado de casa de sus padres para vivir solo.

—Leo, me voy, pórtate bien ¿Si?—Sin tocarlo le avisó de su ausencia que sería larga, pues el primer día de trabajo se avecinaba.—Te traeré un regalo por ser buen chico y cuidar la casa mientras no estoy.

El minino solo lo miró atento antes de volver a recostar su mentón en sus patitas cerrando nuevamente sus ojitos verdes.

Para no perturbar su paz se dispuso a tomar su maletín y salir de su casa en dirección al metro de Séoul pues aunque el día pintara para ser precioso ya que era el inicio de la primavera no podía confiarse de que el trayecto fuese igual de tranquilo.

En el trayecto meditó con cuidado como su vida estaba a punto de dar un giro 180°, hacía un año atrás se había graduado de la universidad con una carrera en administración de empresas y al inicio le había costado demasiado encontrar un empleo que le convenciera lo suficiente o en el que pasará el segundo filtro.

Estaba feliz, pero su expresión no lo demostraba lo suficiente, al contrario, casi siempre mostraba el mismo rostro a todo el mundo, era un hombre apuesto pero la gente naturalmente se alejaba una vez que lo notaban tan.. impasible.

En sus días de escuela no era diferente, las personas solían señalarlo con facilidad por esto, tenía amigos, si, pero no lo entendían lo suficiente e incluso en ocasiones llegaron a nombrarlo "hombre de hielo" cosa que aunque no le era incómoda tampoco lo hacía sentir feliz. Recordaba aquella época de estudio bastante tranquila tirando en lo rutinario, aunque por suerte se había encontrado con algunas personas que lo habían logrado comprender.

Pocas pero las tenía, el contacto.. no lo mantenían tan constante pero de vez en cuando hablaban.

¿Sería igual en su nuevo empleo? Se preguntó al bajar en su estación después de montar el tren, solo le quedaba caminar unas cuantas cuadras a lo largo del río Han por lo que no se angustiaba tanto, el ejercicio le haría bien para despejar su mente.

El sol en un punto cálido perfecto, las personas con días libres paseando para disfrutar, las aves cantando, el prado brillante proyectando un color verde pasto precioso acompañado del rosa que caía con la brisa.

Pasó ese sector del río pensando en lo feliz que era por poder vivir un momento así de primera mano.

Le gente se fue reduciendo conforme se acercaba más al área industrial hasta quedar en la nada y por ello aprovechó ese momento en tranquilidad para voltear un momento al agua.

El reflejo brillante con iridiscencia le golpeó el rostro, quiso sonreír pero no le fue posible cuando su atención se vio interceptada por una fuerte brisa llena de copos de nieve diminutos que hizo volar más flores de cerezo como si éstas no pesaran nada.

Las siguió con la mirada hasta el resto del camino que esperaba por él al frente y de pronto notó a un hombre alto, con cabello gris platinado natural y ojos que agudamente miraban en dirección al río justo como él hacía un momento.

Cool like ice → WonSol/SolWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora