VEINTIDOS

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El rostro de Changkyun estaba pálido y claramente cansado. Comenzaban a notarsele cada vez más las ojeras debajo de sus ojos con cada día que pasaba en su departamento, y eso tenía preocupado al mayor.

—Bebé... —le llamó este dulcemente, ganándose su atención—. No estás durmiendo nada por las noches, ¿verdad?

Hoseok tenía sus sospechas, hoy más que nada por el estado en el que se encontraba mientras preparaba su desayuno con tanta dificultad, pero Changkyun se lo confirmó finalmente con un pequeño asentimiento de cabeza. El mayor suspiró con pesar y se colocó a su lado.

No le dijo nada esta vez, solo se quedó mirando el movimiento de sus manos mientras este cortaba fruta a la vez que alzaba uno de sus brazos para acariciarle el cabello con ternura. Aquel gesto inocente e inesperado hizo que Changkyun primero se sorprendiera, pero rápidamente se relajaba por completo bajo su tacto, cerrando incluso sus ojos por un breve instante en lo que disfrutaba del mimo con disimulo.

—¿Te da miedo volver a tener esos sueños, cariño? —dijo entonces Hoseok, rompiendo con el silencio entre ellos y haciendo que Changkyun abriera sus ojos de nuevo.

Con el pasar de los días, el mayor había comenzado a utilizar términos dulces y cariñosos con él sin darse realmente cuenta, pero que, al parecer, no le eran molestos a Changkyun, más bien parecían serle de agrado porque se mostraba más dispuesto a conversar con Hoseok cuando este los utilizaba.

En esta ocasión, Changkyun simplemente asintió con la cabeza, reconociendo el motivo del porqué se veía así de mal.

—No es bueno mantenerse tanto tiempo despierto, Changkyunie —siguió intentando Hoseok, sin embargo, esta vez no hubo respuesta del otro lado.

Soltando otro suspiro de paciencia, el mayor dejó de jugar con sus cabellos y dio un paso al costado para regresar a la silla que había ocupado minutos atrás. Desde su nueva posición, se dedicó a observar atentamente al menor por varios minutos más en lo que este terminaba de preparar su comida.

—¿Sabes? Si no quieres estar solo y prefieres compañía por la noche —habló nuevamente, luego de varios minutos más en silencio—. Simplemente puedes dormir conmigo.

Todavía de espaldas a donde Hoseok se encontraba, Changkyun detuvo sus movimientos por un segundo antes de continuar, sin embargo, no dio respuesta alguna a su propuesta. Él pensó que allí quedaría en tema, ya que no parecía interesarle, pero supo que estaba equivocado cuando, minutos después, escuchó su pregunta murmurada.

—Yo, realmente... ¿Podría?

Su voz sonó baja y ronca, agotada y nerviosa por igual. Hoseok entonces se puso en pie y llevó su taza a la bacha para lavarla, Miró a su lado de reojo, viendo como el hibrido esperaba por su respuesta, por lo que luego asintió con la cabeza en su dirección.

—No me molesta en lo absoluto, cariño... —Hoseok le sonrió a la vez que su mano acunaba la parte trasera de la cabeza del menor para inclinarla más en su dirección, allí dejó un beso suave contra su sien y luego se hizo a un lado para alejarse—. Bien, ahora apresúrate y termina tu desayuno que sino llegarás tarde a tus clases.

Hoseok salió de la cocina para irse a lavar los dientes y terminar de alistarse para el trabajo, dejando al hibrido solo allí, completamente confundido por sus dulces acciones y con un sonrojo furioso decorando sus mejillas. Su corazón siguió latiendo con fuerza por varios segundos más, mientras Changkyun se tocaba el costado de su rostro allí donde aún sentía el calor de los labios del mayor tocándole.

Café, caricias y ronroneos II WonkyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora