TRES

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Minhyuk vio los ojitos brillosos de su pequeño y no pudo evitarlo. Se acercó a su lado y lo apretó en un estrecho abrazo, como cuando era más joven y tenía pesadillas que no les dejaban dormir por la noche.

—Tu eres perfecto así como eres, Changkyunnie. Que nadie te haga pensar lo contrario, tú estás bien y no hay nada de ti por el que debas preocuparte, ¿bien?

Sintió como los brazos del híbrido le rodeaban y correspondía al abrazo, luego sintió el suave asentir de su cabeza contra su hombro y dejó salir un leve suspiro de alivio.

—Bien, dejemos a Hyunwoo para que continúe con sus pasteles y regresemos a la barra, tengo que hacerle un nuevo latte a Hoseok.

Notó un nuevo asentimiento del menor contra su cuerpo y no pudo evitar sonreír por la ternura. Dio un paso atrás y, tomándole ahora de una de sus manos, tiró de él para salir de la cocina y volver a la parte central del café.

El mayor comenzó con los preparativos para realizar la bebida pero, cuando se volteó para buscar una de las tazas en los estantes, se encontró con la tímida mirada del híbrido. Changkyun sostenía entre sus manos una taza curva y la movía nerviosamente entre sus dedos.

—¿Puedo intentar hacerlo yo? —preguntó, dudoso y con el humor todavía un tanto apagado —. A modo de disculpas.

Minhyuk le sonrió con ternura, y asintió de forma segura. Con una de las manos le hizo un gesto para que se pusiera a su lado y esperó a que Changkyun colocara la taza donde debía en la máquina para comenzar a explicarle el paso a paso de la preparación. Sin intervenir en su accionar, el rubio supervisó que lo hiciera bien y no se quemara por el vapor.

Cuando el castaño tomó la jarrita con la leche caliente, Minhyuk observó como éste bajó sus orejitas al concentrarse para dibujar algo sobre la superficie del café. Intrigado, se acercó un poquito más para ver que diseño había escogido y no pudo evitar que sus labios se curvaran en una suave sonrisa. Changkyun le miró, en busca de alguna aprobación a su creación, y el rubio asintió suavemente con la cabeza. Una vez terminado, Minhyuk tomó la taza para ponerla en la charola.

—¿Se la quieres llevar tu?

Changkyun esquivó su mirada y negó tímidamente. —Mejor me quedo en la caja por un rato.

Minhyuk no insistió, sabía que su pequeño a veces necesitaba tiempo a solas. Tomó la charola en sus manos y regresó al patio, donde sus amigos le esperaban pacientemente.

—Perdón por la demora, aquí está tu latte —dijo al llegar, dejando la bebida frente al pelinegro.

—¿Cómo se encuentra el peque?

—¿Changkyunnie esta bien?

Tanto Kihyun como Hoseok hablaron al mismo tiempo cuando el rubio llegó a su lado, se miraron por un segundo y luego regresaron su mirada a Minhyuk, a la espera de una respuesta. Sin embargo, el rubio solo rió por la situación, haciendo reír a los tres presentes.

—Está un poquito mejor, creo —dijo, encogiéndose de hombros.

Hoseok dio un vistazo a su bebida y luego sonrió al notar el tierno dibujo sobre este.

—Gracias, Min.

—Oh, no fui yo —aclaró el rubio, riendo por lo bajo —. Changkyunnie quiso hacerlo como una forma de pedir disculpas. —Miró sobre su hombro en dirección a la barra del interior y luego soltó una corta exhalación — Conociéndole, seguro se queda adentro todo el día.

Se despidió de sus amigos y continuó atendiendo las mesas que quedaban por ser atendidas en el patio.

Sin salir de su asombro, Hoseok no dejó de mirar aquel adorable dibujo de un gatito -con garritas y todo- sobre la espuma blanca. La cálida sensación de ternura recorrió su pecho al comprender que el menor se había esforzado en ese dibujo.

Café, caricias y ronroneos II WonkyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora