QUINCE

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Hoseok escuchó los gritos y sollozos de su huésped en medio de sus propias ensoñaciones y se despertó sobresaltado y confundido. Con el sueño todavía pesando sobre sus extremidades, el mayor salió de la camina y se adentró con pasos torpes al pasillo, pero Changkyun no se encontraba en su habitación... El sonido provenía de la sala.

—¿Chankyunie...? —llamó con voz suave, pero nadie respondió.

Se extrañó al verlo sobre el sillón, en una especie de pesadilla ya que se removía inquieto y soltaba leves quejidos. Changkyun entonces comenzó a sollozar y Hoseok se arrodilló a su lado, sin saber muy bien que hacer, por lo que comenzó a llamarle con un tono de voz calmado para que despertara, pero el híbrido no reaccionaba y su pesadilla pareció empeorar con ello ya que su respiración se agitó más y buscó llevarse las manos a los oídos, como si quisiera dejar de escucharle.

—¡Changkyunie, despierta! —gritó Hoseok con desespero, tomándolo gentilmente por las muñecas para hacer que reaccionara. Pero eso tampoco funcionó y el pelinegro se puso ansioso.

Con aquel repentino toque, Changkyun comenzó a forcejear con el mayor y dejaba salir murmullos angustiosos que preocuparon a Hoseok. Este aflojó su agarre y comenzó a darle suaves caricias por sus brazos, hasta sus hombros, acunó por unos segundos su rostro para secarle el rastro de las lágrimas y luego jugó un poco con su cabello, hasta llegar hasta las suaves orejas felinas que mimó con gentileza.

Aquello sí pareció funcionar, ya que Changkyun se relajó y calmó su congoja por fin.

Un segundo después, él abrió los ojos con fuerza y se sentó en el sillón de un solo movimiento, jadeando por el esfuerzo. Quedaron frente a frente, mirándose en silencio por un instante.

Entonces, los ojos de Changkyun se inundaron otra vez de lágrimas y se dejó caer entre los brazos de Hoseok, refugiándose contra su pecho y escondiendo el rostro en el hueco de su cuello. Se aferró con las manos a su camiseta y Hoseok rodeó su cuerpo con los brazos en un apretado abrazo, sin comprender del todo aquella situación.

—Changkyunie, ¿qué sucede? Fue solo un sueño... —intentó consolarle, pero por alguna razón no parecía llegarle al menor.

Sin romper el abrazo, Hoseok se incorporó un poco para poder sentarse a un lado del híbrido en el sillón y continuó consolandole, con suaves caricias en su espalda mientras el felino seguía temblando y sollozando con fuerza. Sintió un pinchazo en su pecho por la preocupación ante su desgarrador llanto. ¿Que habría soñado para reaccionar así de mal?

Changkyun no lograba controlar ni su cuerpo ni su respiración, todo se sintió tan real, tan terroríficamente real que aún se sentía dentro de aquel recuerdo de su pasado. No lograba ver con claridad, pero sintió aquellas caricias sobre su espalda que eran tan reconfortantes y cálidas a comparación de la angustia que sentía en su interior que, junto a las suaves palabras que le susurraban cerca del oído y aroma fresco que invadía su nariz, poco a poco el menor comenzó a estabilizar su respiración y su cuerpo se relajó lentamente.

—Respira cariño, respira... —dijo Hoseok, el híbrido ahora reconociéndole, con una voz suave y calmada—. Ya ha pasado lo malo, no estás solo Kyunie, estoy contigo, estás a salvo —siguió diciendo el mayor a la vez que subía su mano hasta los cabellos de su nuca para acariciarlos con ternura.

Changkyun no pudo más que ahogar un pequeño sollozo, aquellas palabras le habían conmovido demasiado.



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Café, caricias y ronroneos II WonkyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora