Café, caricias y ronroneos II Wonkyun

DIEZ

Changkyun dobló la esquina y reconoció el cartel del estudio fotográfico, ya casi llegaba. Aquel día era particularmente frío y se había levantado una brisa que amenazaba continuamente con quitarle la capucha del hoodie y dejar sus orejitas expuestas al fresco. Aprovechando el alfeizar del lugar, tocó timbre tres veces rápidamente y luego se acurrucó un poco más cerca de la puerta, a la espera de ser atendido.

Poco tiempo después, esta era abierta por Hyungwon quien le sonrió cálidamente y le permitió ingresar.

—Hola cachorro, hace demasiado frío fuera, ¿verdad? —le saludó como siempre.

Changkyun se aventuró dentro y asintió con la cabeza, a medida que comenzaban a caminar por el pasillo en dirección a la zona de trabajo.

—Espero que no se hayan enfriado en el camino... —Murmuró entonces, revisando las bebidas que llevaba en sus manos.

Pero Hyungwon negó suavemente con la cabeza, manteniendo su sonrisa en el rostro. —Estoy seguro que no, siempre eres cuidadoso con los encargos que llevas —le aseguró, con una leve caricia sobre la cabeza que hizo caer su capucha.

Changkyun inclinó un poco la cabeza y simplemente le sonrió con timidez. Hyungwon era mayor a él por unos cuantos años y, en un principio, el conocer a otro híbrido fue algo muy intimidante para el más joven, sin embargo, Hyungwon resultó ser una agradable compañía y le ayudó mucho a adaptarse a su nueva vida. Era comprensivo y cariñoso, sincero y además protector, como un hermano mayor con quien estaba muy agradecido.

Como Hyungwon se había adelantado un poco por el pasillo y caminaba delante de él, Changkyun se había quedado mirando como las tiras de satén del gran lazo celeste que llevaba su amigo al cuello ese día colgaban gracilmente por su elegante espalda. Sin darse cuenta, su cola imitó el vaivén de aquellas telas danzarinas en el aire.

—Oh, por cierto —dijo el más alto, captando su atención rápidamente —. Estoy leyendo un libro de Agatha Christie en este momento, y es muy interesante... ¿Quisieras que te lo preste cuando lo termine?

Ambos tenían un pasatiempo en común que disfrutaban mucho en compartir; la lectura. Siempre se comentaban sobre los libros que les interesaba leer, qué historias les parecían más emocionantes y cuales no eran tan buenas; por lo que no era de extrañar que sus conversaciones en algún momento giraran en torno a ese tema.

—Estoy estudiando para mi próximo examen de historia, quizás cuando termine de rendir... —le respondió, recibiendo un leve asentimiento por parte del pelinegro—. ¿De qué trata esta vez? —agregó, unos segundos después, incapaz de disimular su curiosidad.

Hyungwon sonrió y se giró a verle con una emocionada sonrisa.

—Recién lo comienzo, pero es sobre el supuesto suicidio del Odontólogo, y amigo personal, de Poirot. Sin embargo, todos sospechan de que en realidad haya sido un asesinato, pero no saben bien quien ha sido... —en ese instante, se dieron cuenta que habían llegado, por lo que Hyungwon dio un paso al costado y le sostuvo la puerta abierta al menor—. Adelante, cachorro.

Changkyun se quedó fascinado con lo que veía en la habitación. El set era amplio y equilibrado, con diferentes lámparas y pantallas conectadas al ordenador que permitían ver todos los disparos de la cámara por cada sesión.

—Puedes dejar las cosas por allí, Changkyunnie —le señaló Hyungwon, con su brazo extendido hacia su derecha.

En ese momento no había modelos presentes, solo estaba Kihyun terminando de acomodar el escenario para las próximas tomas, por lo que el menor saludo con un pequeño gesto de cabeza mientras se dirigía a una mesa libre en un costado de la habitación. Hyungwon, por su parte, se dirigió a donde su compañero se encontraba para correrle unos cables del paso y evitar así que se tropezara con ellos.