Capítulo 16:

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En la cena, Serena fue obligada por las tres hermanas, Lesley, Emma y Claire, a acompañarlas durante la cena. Aunque a decir verdad, no era el deseo de ella hacerlo, ya que esa misma tarde, había estado pensando y pensando en lo que había ocurrido entre ella y Nathaniel. Aún recordaba cada palabra que había salido de su boca. Le había pedido que no se casará con Richard.

¿Qué significaba aquello? No lo comprendía.

No había pasado tanto desde la última vez que había hablado con él, el momento en donde él le había pedido que ambos, debían de mantener cierta distancia para que no se genere un escándalo, ya que, Nathaniel cuidaba su 'poca' buena reputación, y ella lo había aceptado sin poner queja. Se había alejado de él, esquivaba las cenas y no le dirigía ni la mirada ni mucho menos la palabra, porque creía que era lo mejor para ambos; como lo había expresado él mismo. Nathaniel se iba a casar pronto… ¿Y ella?, pensó, Richard le había confesado aquellos sentimientos tan sinceros, que ella no pudo evitar sentirse tan cautivada por aquellas palabras tan dulces. Ella oyó esas mismas palabras de otros hombres dedicándole a sus enamoradas, le parecían un acto tan bello y tierno, pero siempre supo que ella nunca oiría esas mismas palabras de un hombre diciéndole a ella lo mucho que la llegaba amar, pero se había equivocado, Richard se lo había confesado. Pero, al oírlas sintió algo extraño en ella, quizás fue sorpresa, ya que, ella siempre creyó que trabajaría toda su vida sin tener amor a cambio, pero se había equivocado, el amor le había llegado pero no de la manera más encantadora. Pensaba en las palabras de Richard, pero también en las palabras de Nathaniel. 

<<No te cases con él>>

Se estremeció al recordarlas, ¿él no quería verla con Richard? Pero… él también iba a casarse. ¿Y sí ella le decía lo mismo? Y si ella le dijera que no se casará con lady Katherine, ¿qué haría Nathaniel si eso llegara a ocurrir? ¿Él se casaría o dejaría a lady Katherine? Era absurdo, él mismo se lo confesó. Su reputación importaba mucho, casarse con lady Katherine sería la única manera de limpiar su legajo, de eso estaba segura, pero y sí… él le decía que no se casaría. ¡Dios! Suspiró para ella misma, quería saberlo, pero no tenía la valentía suficiente para averiguarlo. Era necia en todo lo relacionado con el amor, estaba confundida, y quería hacer lo que su corazón dictará, pero su corazón solo dictaba una cosa: <<Nathaniel>>. 

Esa noche se había vuelto a sentar a cenar junto con la familia de Nathaniel, luego de un tiempo, no tan largo, de hacerlo. 

Nathaniel aún no se hallaba en la mesa, lo que era algo bueno para ella, o eso creía. Al igual que Emile que al parecer no se encontraba en la casa, y tampoco sé lo veía a Phil por el lugar, que al parecer, tampoco se encontraba esa noche en la casa. Pero a diferencia de Emile, Phil sí cenaba en algunas ocasiones con su familia. 

Luego de un buen rato, finalmente bajó Nathaniel por las escaleras. Serena lo supo de inmediato, porque sintió de su columna vertebral una leve vibración que le advertía que el hombre de sus sueños estaba allí mismo. No se atrevió a mirarlo, y no lo hizo, pero tampoco sintió su mirada en ella. Eso la llegó a decepcionar. 

Él saludó a toda la familia reunida en la mesa, y a su madre le ofreció un beso en la mejilla; tal parecía que Nathaniel había salido de la casa, pero había regresado justo a tiempo para la cena. Pero Serena pensó, quizás era buena idea que él estuviera fuera de su hogar, para así, no tener que verse, pero esa idea solamente le convenía a Serena, ya que sus hermanos y hermanas, estaban tan contentos de tenerlo allí en la mesa. 

—Nos alegra tanto que hayas decidido venir a cenar con nosotros, Nathan —dijo su madre con una dulce sonrisa en sus labios—. Puesto que, Emile de nuevo no ha llegado a casa, y Phil… Solo Dios sabe dónde se encuentra ese jovencito. Me está empezando a preocupar, ya sabes, es preocupación de una madre. Apenas tiene diecisiete años y ya sale por las noches, espero que no se vuelva un Emile también. 

El amor de una institutriz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora