Capítulo 19:

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Pasaron tres días desde aquel paseo por el río Támesis, ese mismo paseo en donde Nathaniel y Serena habían estado más cerca de lo que esperaban. En donde él, se había expresado y abierto más con ella, y ella le había expresado su opinión de lo que sentía con respecto a su relación con su padre. Ella no lo juzgó, ni tampoco le había dicho que le parecía un mal hijo por abandonar a su padre enfermo, más bien, ella trató de comprenderlo y lo consoló para que no sintiera aquella culpa que lo carcomía a todas horas. Serena sin dudas, era la mujer de sus sueños. Todas las noches desde que la había conocido se acostaba boca abajo y observaba el techo de su habitación, recordando todo sobre ella. Su voz, sus ojos, su forma de ser, la manera en que lo miraba y le hablaba; era tan dulce oírla y verla prácticamente todas las mañanas. Recordaba también sus besos, la noche en donde ella se había entregado a él, donde la había tocado y besado más íntimamente. Nathaniel por minutos creía que era una locura la manera en la que él la deseaba, la anhelaba, la pensaba, por momentos creía volverse loco, pero no era así… quizás en verdad si fuera amor. Ese amor del que su padre le había hablado aquella tarde de otoño en un día de pesca. Un amor que te haga amar en cuerpo, alma, y pensamiento. 

Pero, por otro lado, él se trataba de un aristócrata, un conde, un hombre de familia. Qué diría la sociedad sí se llegarán a enterar de que él y la institutriz de su hogar andan juntos, sería uno de los escándalos más grandes de toda Londres. Y con lo bien vigilado que estaba su familia con todo eso de aquel diario anónimo, que daba noticias frescas sobre él y sus demás hermanos. Sí la noticia de que él y Serena andan juntos salía a la luz, su imagen se caería a pedazos, y con él, el resto de su familia entera. 

Maggie nunca conseguiría un marido y Lesley y sus demás hermanas en un futuro tampoco podrían contraer matrimonio. Nadie las va a querer, nadie las miraría con buenos ojos, sería todo un problema en un futuro para su familia. También lo sería para Serena. Ya nadie la iba a querer contratar como institutriz para sus hijas, ella terminaría en la ruina total, sola y quizás en la calle sin ningún centavo, apretó sus puños con fuerza al imaginarlo. 

Nathaniel suspiró con fuerza mientras estaba sentado frente a la chimenea ardiente de su despacho, viendo como aquellas leñas se iban siendo uno con el fuego. Pensó que todo sería mejor y diferente, sí él y Serena no eran de diferentes clases sociales. Sí fuese así, él le hubiera propuesto matrimonio el segundo día en que la había conocido, pero no era así, ambos vivían en dos mundos distintos. Él suyo era la imagen que daba a los demás, y Serena era lo precavida que debía ser para los demás. 

En la noche, Nathaniel había asistido a un baile que brindaba una de las amigas más cercanas de su madre. También fueron Maggie y Emile. 

Maggie habló y bailó con varios hombres, todos ancianos y arruinados, en busca de alguien joven, pero, ignorada por el resto de los hombres jóvenes. En su semblante, se notaba la incomodidad y frustración de ser solo la única opción para esos tipos de hombres. Mientras, por otro lado, estaba Emilie que bailaba con la hija de un marqués, era una joven debutante, que cuando vio la sonrisa cautivadora de Emile cayó rendida a sus brazos. 

Nathaniel solamente estaba en una esquina del salón, bebiendo una copa de vino. Se encontraba cansado de ver siempre lo mismo, cansado de tener que asistir a los mismos eventos para hacer la misma rutina una y otra vez. Estaba cansado de todo y nada más quería regresar a casa y pensar en Serena, como sí no lo hiciera ahora mismo, o ir directo a visitar su habitación. 

¿Ella lo estaría esperando esa misma noche? 

Mientras estaba hundido en sus pensamientos, alguien se le había acercado a su lado. Se trataba de lady Katherine. Ella estaba buscándolo, sabía que él había acudido aquel baile, ya que se encontraba presente su hermana Maggie. Él siempre tenía la costumbre de acompañarla a los bailes. 

El amor de una institutriz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora