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Capítulo 23_ Con amigas todo es mejor.

Domingo.

En mis tiempos en Manhattan, los domingos visitaba a las amigas de mi madre, pero desde mis 14 años dejamos de visitarla.

Luego de eso pasaron a ser un día del montón.

Mis fines de semana se resumían a visitar a mis amigas, o que ellas me visitaran a mi.

Y era totalmente agradable, incluso puedo asegurar que nuestro momento favorito de la semana es cuando nos reuníamos todas en una casa y hablábamos de lo primero que se nos ocurriera.

La universidad nos ha pegado fuerte, el tiempo es limitado, y nos vemos poco, probablemente con el tiempo sabremos llevar todo de la mano, pero en estos precisos instantes es una tarea difícil.

Pruebo a mi suerte llamando a Rachel, y responde el teléfono al tercer tono.

—Hola mi amor—Me saluda y sonrío.

—Hola tesoro.

—¿Qué se cuenta?—Inquiere.

—Nada, totalmente aburrida, no te veo hace mucho, te extraño. ¿Es eso suficiente o sigo?

Puedo sentir su risa del otro lado de la línea.

—También te extraño, podríamos inventarnos un día de chicas, llamamos a Han y todo listo.

—Ok, puede ser aquí en mi residencia, llama a Hannah en lo que yo preparo todo.

Cuelgo y me pongo en función de  preparar algunas cosas de comer y de ambientar mi cuarto para el supuesto día de chicas.

Paso la aspiradora, hago la cama, e intento organizarlo todo de forma general.

Al acabar tomo un baño rápido, y me pongo un short negro con un top del mismo color, y listo.

Encuentro mi teléfono sonando en alguna parte y sigo el sonido hasta encontrarlo encima del sofá.

La llamada se marca como perdida cuando la voy a responder y justo me llega un mensaje diciendo que acaban de salir del depa de Rach.

Pongo unas palomitas en el microondas y busco en la nevera lo necesario para preparar unos sandwiches.

Alrededor de unos quince minutos tocan a la puerta y corro a abrirla en busca de mis amigas.

Apenas abro me las encuentro con ese rostro sonriente que quisiera ver siempre en ellas, y me abrazan las dos a la vez.

Esto era algo típico que solíamos hacer de pequeñas.

—Luego seguimos con el momento dramático de reencuentro, olí comida y tengo hambre, alimente a esta pobre niña.—Dice Rachel mientras camina a la cocina.

Me quedo a dólar con Hannah, y la abrazo nuevamente.
—Ella no quiere que Rachel lo sepa.—

No es necesario que diga nombres para saber que se trata de Helen y su embarazo.

—Tampoco pretendía decírselo, eso es algo muy suyo.

Vamos a la cocina con Rachel, quien ya se encuentra revisando las palomitas de maíz, y mordisqueando un pedazo de queso.

—Hannah, es necesario que hagas unas margaritas, esa es tu especialidad.—Le pide Rache a nuestra amiga.

—Eso pretendía, pero no sé si Ivers tiene algún tipo de ron que se pueda utilizar para hacer la bebida algo divertida.

—Algo debe de haber, o sino nos toca salir a comprar.

Al final nos embarcamos las tres en la búsqueda de lo necesario, para pasar un día divertido.