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Capítulo 28_ Feliz cumpleaños Ivers.

Desperté en la mañana totalmente renovada y mi cuerpo lo supo, hoy no hay lugar para la tristeza o el arrepentimiento.

Lo único que podría arruinarme el día está bajo control y es mi situación con Kurt.

Lo entendí a la perfección, a veces no podemos elegir que hacer y nuestra mente nos puede.

Claro está que no fue su intención, y mucho menos la mía, los dos intentamos sanar las heridas del pasado, con las personas incorrectas.

Y el asunto hasta tuvo su gracia.
Ésta mañana al despertar los dos nos reímos nuevamente, y me dieron mi primer regalo de cumple.

Un collar, con mi apellido, las letras pequeñas y perfectamente colocadas.

El discurso que dió a continuación sobre que el regalo era muy típico y que alguien como yo no se merece cosas tan sencillas, me cansó y lo ignoré completamente.

Elegí quedarme con que se tomó el tiempo de darme un regalo cuando hace un poco más de un mes que nos conocemos.

Ahora que me encuentro en mi residencia esperando por Hannah y Rachel, lo pienso mejor y se que no hubo cosa más conveniente para ambos que cortar por lo sano.

El timbre suena y rápidamente me pongo de pie, y abro apresuradamente, mis amigas se quedan estáticas ante mi enorme sonrisa y me abrazan.

Detrás de ellas llega Sebas con unas bolsas, y cuando las deja en la encimera va hasta nosotras y se une al enorme abrazo de oso que me dan.

Son las diez de la mañana y mi madre no me ha llamado, a veces es más orgullo que persona.

—No ha llamado ¿verdad?—Pregunta Hannah.

—No, y a este paso no lo hará.

—No te preocupes, haremos que este sea el mejor cumpleaños de tu vida.—Dice Rachel.

—Vamos a comprar lo que falta.—Nos dice Sebastian.

Nos dirigimos al centro comercial, Sebas se va a comprar bebidas y las chicas y yo nos dirigimos a la sección de comida.

Nos perdemos en compras para la pequeña fiesta que decidimos hacer.

La sección de comidas se ve seriamente atacada cuando, compramos quesos, jamón, aceitunas, moldes de pan y todo lo necesario para preparar algunos bocadillos.

Luego de eso vamos a otro lugar donde compramos varios globos, entre ellos, los números que conforman mi edad.

Un precioso y muy dorado número 19.

***

Salimos de la tienda, y esperamos a Sebastian, quien se encuentra eligiendo la bebida, no es un experto en licores ni mucho menos, pero le hace ilusión y no pienso quitársela.

Siento como alguien roza mi hombro y me giro, lo que veo me deja totalmente shockeada.

De todas las personas que esperé ver hoy, no lo esperaba a él.

Tres años después lo veo y está tan diferente que no creo que sea Alex quien está frente a mis ojos.

—Hola pequeña.—Su típico modo de llamarme me trae de vuelta a esos diez meses a su lado.

—Hola Alex.

Mi voz tiene que demostrarle cuánto me alegra verlo nuevamente.

Es aún más real cuando sus brazos me rodean, y me atrae hacia él en un abrazo necesitado.

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