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Capítulo 7 - Futuro, profesiones y más.


Resulta que no tuve que plantear la idea de irnos de fiesta, puesto que Rachel parecía deseosa de sudar junto a otras personas.

Desconozco el hecho por el cual Rachel parecía querer arrastrarnos a la perdición, pero no negaré que fue como la excusa perfecta para ir de fiesta sin levantar sospechas sobre todo el asunto de "indagar" respecto todo lo que me traigo con Joel.

Ahora toca convencer a mi madre, que no es que no me deje salir pero con ella todo tiene que ser medido.

Es por eso que al llegar a casa me encuentro algo nerviosa, la idea de salir con Joel es algo que todavía no logro procesar y eso junto al susto de obtener un "No" de mi madre no me traen exactamente cómoda.

Al entrar a mi casa mi madre se encuentra como siempre haciendo oficio, lo que se traduce a barrer, fregar los platos, o acomodar cualquier cosa que ella piense que está fuera de lugar, y digo "piense" porque mi casa vive ordenada principalmente porque yo cuando no estoy estudiando me la paso de aquí para allá limpiando y haciendo de todo.

Mi madre es psicóloga y es por ese hecho que amo todo lo del psicoanálisis, para ser honesta me veo de psicóloga y haciendo de todo para ayudar a la estabilidad emocional de las personas, pero madre no quiere que yo ejerza lo que ella hace, principalmente porque la Psicología nunca fue una opción para ella, se vió técnicamente obligada a hacer algo que no le gustaba.

Actualmente ama la psicología, y ama ayudar a las personas, pero según ella no ve esa carrera para mí porque desde su punto de vista, no puedo derrochar mi talento en cosas como el psicoanálisis.

En su defensa debo decir que es mi madre y quiere lo mejor para mi, pero la palabra futuro, siempre ha ocasionado brechas entre nosotras, ella prefiere verme estudiando algo como Derecho que según su opinión me dará una mejor vida, pero no hay nada mejor que ser feliz haciendo lo que te gusta.

Podrás ser millonario pero si tu profesión no te llena el alma, simplemente dejas de tener sentido y lugar en tu propia vida.

Voy directo a mi cuarto donde dejo mi mochila y me saco los zapatos, miro alrededor y las paredes color naranja me absorben, mi habitación es un poco lo mismo que cualquier habitación, con la única diferencia que este es mi espacio y lo he ambientado como tal.

En mi mesa de estudio descansan algunos libros y lapiceros, mientras que en la repisa se encuentra una H enorme color morado con mucha purpurina regalo de Hannah para navidad.

Yo no soy mucho de colocar posters o cosas así pero cuando se trata de mi, no puedes asombrarte cuando una frase de Einstein adorna una gran parte de la pared que queda en frente de mi cama.

Obviamente no soy la mejor decoradora pero aquí me siento muy yo y aquí es donde se crea esa Heidi Ivers que sale a enfrentar el mundo todos los días.

***

No pude evitar quedarme dormida apenas toqué mi cama, fue algún tipo de reacción involuntaria si tenemos en cuenta que casi no dormí estudiando.

Resoplo al caer en cuenta que me dormí sin pedir permiso a mi madre para ir a la discoteca, razón por la cual salgo a la sala y la encuentro viendo algún programa televisivo.

Me siento a su lado y rápidamente obtengo su atención girándose totalmente hacia mí, no se puede negar que mi madre tiene belleza, esa piel sin ser del todo blanca pero con un toque moreno que la hace parecer latina, supongo que ese debe ser el resultado de una madre afrodescendiente y un canadiense castaño de ojos verdes, a mi abuela no la conocí, pero mi abuelo Phill Ivers es un grandioso padre y abuelo para nosotras, de quien mamá y yo heredamos los ojos verdosos, su cabello a diferencia del mío es crespo y de una estatura promedio para una mujer de 40 años .

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