Diez

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         Me encuentro leyendo uno de los libros que Aitana me trajo para que me entretenga, es una novela que me tiene realmente enganchada

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         Me encuentro leyendo uno de los libros que Aitana me trajo para que me entretenga, es una novela que me tiene realmente enganchada. Siento la puerta de la habitación abrirse, y muerdo mis labios para que mi sonrisa no salga, seguro que son Aitana y Aila, esas chicas ya se ganaron los fragmentos que me quedan de mi corazón. Pero todos mis músculos se tensan al notar que los pasos son más pesados que los de las chicas, bajo el libro lentamente y me giro en dirección a la puerta, siento como todo el aire abandona mis pulmones al verlo allí, muy cerca de la puerta, es mi Tua Cantante, lo siento en cada célula de mi cuerpo.

Es realmente hermoso, pasé horas y horas imaginándome cómo sería, pero todas mis fantasías no le hacían justicia a semejante hombre. Lo repasé con mi mirada de forma descarada, es que no podía hacer otra cosa. Es alto, realmente alto, seguro me saca una cabeza, lo que impresiona, porque yo soy bastante alta, su cuerpo delgado está lleno de músculos. Tiene mandíbula cuadrada adornada con una pequeña barba de algunos días, sus labios finos me invitan a besarlos, y sus vibrantes ojos celestes me dejan totalmente perdida. ¿Cómo voy a recuperarme cuando este hermoso hombre me rechace? Porque estoy segura que ese es el propósito de su visita, sino ¿para que vendría?

Comenzamos una charla realmente incómoda, noto como él mira cada pocos segundos la puerta, con ganas de escapar de la habitación, eso hace que mi corazón se apriete con dolor. ¿Ya no sufrí lo suficiente? ¿Por qué vas a rechazarme mi amor?

Estoy perdida en una maraña de pensamientos negativos, cuando hace algo que me desarma por completo y me deja vuelta una gelatina. Toma mis mejillas con sus manos, y me mira con sus ojitos cargados de preocupación, Dios, sin dudas esos ojos podrían hacer que haga lo que sea que él me diga.

-¿Es por mí? ¿Por qué no he venido antes? – me pregunta, y cuando intento desviar mi mirada porque esos faroles celestes me ponen nerviosa, él lo impide.

-No, entiendo por qué no has venido antes, debe... debe ser difícil saber que soy tu mate – digo y noto como mi voz se quiebra al final, sé que debe de odiar que yo sea su mate. Pero todo pensamiento racional se va de mi cabeza cuando siento sus brazos rodear todo mi cuerpo, me está abrazando. Yo entierro mi cara en su pecho y me deleito con su aroma, huele tan bien, no quiero que nunca me suelte, este es mi lugar.

-Sentémonos – me pide señalando el sillón y separándose de mí, me guardo mis ganas de bufar como niña caprichosa y asiento con mi cabeza mientras lo sigo en silencio. Cuando nos sentamos él toma una de mis manos entre las suyas y miro la unión de ellas, mis manos se pierden entre las suyas que son enormes, siento la calidez de su piel que contrasta con la mía fría – He de confesar que no ha sido fácil sobrellevar que tú seas mi mate – siento un fuerte dolor en mi pecho e intento retirar mi mano de entre las suyas, pero él lo impide – Eres una Novikov y siempre hemos sido enemigos, tu padre... él nos ha hecho mucho daño – yo asiento con mi cabeza, sabiendo bien toda la historia, y ahora odio más a mi padre, pero a su vez sigue doliéndome que ya no esté – y yo... yo pensé que eras como él...

-No soy como él – digo interrumpiéndolo y él asiente con su cabeza, tengo que demostrarles que no soy como mi padre ni como mi hermano, ellos tienen que saber que no lo soy.

-Lo sé, ahora lo sé. Nos ayudaste, fuiste contra tu familia para ayudarnos, lloraste Arinka – me dice dejando una suave caricia sobre mi mejilla, como si limpiara una lágrima, miro su mano para asegurarme que yo no esté llorando, y su mano limpia me confirma que no lo estoy haciendo – Sé que eres una buena persona, y sé que serás una muy buena mate – miro sus ojos celeste y abro mi boca soltando un leve jadeo, él acaba de decir que quiere que yo sea su mate, él quiere estar conmigo – Siempre y cuando tú también quieras estar conmigo – el leve sonrojo en sus mejillas hacen que me den ganas de lanzarme a sus brazos y comerlo a besos.

-Quiero – susurro y él me regala una bonita sonrisa.

-Supongo que podemos ir conociéndonos más, de a poco y ya sabes... - No, no sé, pero no me importa, porque lo único que sí importa es que me quiere como su mate, que no va a rechazarme, por eso solo asiento con mi cabeza, rápido o lento, no me importa mientras él esté conmigo – Te prometo que no vas a estar mucho tiempo más encerrada acá.

-No me importa, de verdad, me lo paso bien, Aitana y Aila vienen seguido a visitarme, Aitana me trajo libros hace un ratito – apunto a la mesa donde hay una pequeña pila de ellos, él sonríe y niega con su cabeza.

-Aiti dice que los hombres de esta manada vamos a hacer que tenga un parto prematuro – y me derrito con su risa, es tan hermosa, podría escucharla por horas.

-Parece ser un personaje – digo sonriendo.

-Oh, lo es – asiente con su cabeza – Pero es una gran Luna. Amenazó a Einar con no dejarlo dormir con ella si no te trasladaba para acá – yo lo miro con la boca abierta, ¿enserio esa chica que ni me conoce hizo eso por mí?

-¿Y el Alfa como se lo tomó? ¿Le hizo algo? – pregunto con algo de miedo.

-Está mal que diga esto de mi amigo y Alfa, pero él se desvive por ella, todo lo que ella pide es ley, por eso estás acá.

-¿Y él pudo dormir con ella? – él asiente y yo río, Aitana se está ganando un buen lugar en mi muerto corazón.

-¿Cuántos años tienes? – me pregunta frunciendo levemente su ceño.

-287.

-Yo 300 – me dice y yo asiento con mi cabeza – Siento... siento mucho lo de tu familia, siento que hayas tenido que matar a tu padre – me susurra y yo muerdo mi labio, desviando la mirada, si cierro mis ojos aún puedo ver la cabeza de mi padre entre mis manos. Enseguida siento el calor de su cuerpo envolver el mío, sus brazos me rodean con fuerza en un apretado abrazo y yo suspiro cerrando mis ojos, relajándome ante su dulce aroma – No estás sola – me susurra y la calidez inunda mi pecho, siento los acelerados latidos de su corazón, y sonrío, porque yo provoco algo en él, aunque sea mínimo, y puedo manejar eso.

-Gracias – le susurro.

-No me agradezcas, tendría que haberlo hecho antes – se reprocha, pero yo niego con la cabeza.

-Lo hiciste en el momento justo – le aseguro y siento su sonrisa sobre mi cabeza, y después un pequeño beso. Muerdo mi labio inferior para no suspirar como una tonta adolescente hormonal. De un momento a otro siento sus músculos tensarse y rompe con el abrazo de forma lenta y perezosa.

-Lo siento, pero tengo que irme, asuntos de la manada – me mira con lástima en sus ojos, no queriendo dejarme sola.

-Tranquilo, tienes deberes que cumplir – le digo animándome a tomar una de sus enormes manos entre las mías y dejarle una pequeña caricia.

-Te prometo que voy a volver, siempre – me asegura y yo le sonrío.

-Acá voy a estar – le susurro y él asiente con su cabeza, se acerca a mí y deja un beso en mi frente, para después irse de la habitación, no sin antes dedicarme una última mirada.

Mi frente queda caliente con ese dulce beso, mis hormonas realmente revolucionadas por el olor que quedó en mi dormitorio, y mis pensamientos todos revueltos porque mi mate quiere estar conmigo, quiere que lo intentemos. No puedo más de la felicidad, quiero saltar, bailar y gritar por toda la mansión, pero me basta con tomar un almohadón y ahogar un grito allí, mientras sonrío como una maniática.

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Una Vampiresa para el DeltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora