Un nuevo día había llegado a mi vida, me estiro con pereza en la cama y me levanto. Enseguida me baño, y cuando estoy lista espero a que alguien llegue a darme un poco de sangre. Es Aitana y Aila las que vienen con un vaso cargado de sangre para mí, y unas sonrisas en sus rostros que amenazan con partirle sus caras en dos.
-¡Buenos días! – Saluda feliz Aitana – Hoy hace un precioso día – dice corriendo las cortinas de la habitación.
-Acá tienes tu desayuno – me dice Aila y las dos me miran con ansiedad, yo solo frunzo mi ceño.
-¿Está todo bien?
-¡Está todo espectacularmente bien! – Dice Aitana – ahora desayuna tu sangre – arruga su nariz con un poco de asco – y cámbiate, ¡te trajimos ropa nueva! – dice emocionada y yo río con suavidad mientras comienzo a dar pequeños sorbos a la sangre.
-¿Ropa nueva?
-Así es – dice Aila sonriendo.
-Muchas gracias, la usaré mañana.
-¡No! – Grita Aitana, asustándome – Tienes que usarla hoy. No preguntes, solo ponte este precioso vestido – me pide y yo asiento con mi cabeza.
-Está bien – le concedo extrañada, y ambas se miran con satisfacción.
Cuando termino la sangre, amabas me apuran en cambiarme, yo voy hasta el baño y saco de la bolsa un hermoso vestido corto, blanco con flores de diferentes colores, es ajustado en el pecho y suelto después. Me lo pongo y me encanta como me queda, sonrío a mi reflejo y salgo para reencontrarme con las chicas.
-¡Me encanta! – Dice feliz Aila – Le falta algo – me mira de arriba hacia abajo, buscando eso que dice que falta - ¡Ya se! – exclama feliz, y cuando quiero darme cuenta tengo una tiara de flores en mi cabeza.
-¡Estás hermosa! – Esta vez habla una muy feliz Aitana, mirándome con una enorme sonrisa en su cara – Cuando te vea Otto no se va a poder resistir – yo la miro con los ojos entrecerrados, estas chicas están planeando algo, no tengo dudas de eso.
-¿Qué planean? – les pregunto y ellas se miran entre ellas.
-¿Nosotras? – Preguntan a la vez – Nada – y siguen hablando a la vez, lo que me confirma que si planean algo.
-Fingiré que les creo – me resigno y las tres reímos.
Nos sentamos como siempre en el pequeño living de mi habitación y charlamos sin parar, pero noto como las chicas miran con ansiedad el reloj, haciéndome poner nerviosa.
-Chicas, ¿tienen que estar en otro lugar?
-¿Por qué lo dices?
-Miran el reloj a cada minuto, tal vez deben ir a otro lugar, no se sientan en la obligación de estar acá.
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Una Vampiresa para el Delta
WerewolfSe conocieron en medio de una guerra, él solo quería correr hacia ella cuando sintió el hermoso olor a rosas y pino, ella sintió su mundo detenerse cuando sintió el olor dulce de su sangre. Pero nada podía ser tan fácil, porque él era el Delta de l...