Estar en el castillo nuevamente, volver a casa, estar rodeada de mi gente, me llena completamente, aún sin saber qué va a ser de mi futuro, el de mi gente y el de mi Alma. Que Rose sea la primer persona en encontrarnos me había hecho sonreír, es mi mejor amiga, pero odié ver la mirada cargada de miedo en sus ojos por ver a mi Alma, luego hablaría con ella para contarle lo hermosa persona que es Otto. Cuando entramos al castillo y todos vieron a Otto con miradas de miedo, de enojo, de sed de sangre, me estremecí completamente, mi Alma estaba en peligro, pero yo no iba a dejar que nadie lo tocase.
Arrastro a Otto hasta mi dormitorio, ambos caminamos en completo silencio, de esa forma él se ha mantenido desde que entramos al castillo, siento su incomodidad en todos sus músculos tensos, y odio que se sienta así. Un suspiro se me escapa al llegar a la habitación, enseguida los brazos de Otto me rodean por detrás y yo apoyo mi cabeza en su hombro.
-¿Qué pasa ángel? – me susurra en mi oído, haciéndome estremecer de pies a cabeza, yo giro mi cuerpo para poder verlo a los ojos, mis manos se apoyan en sus bíceps.
-No me gusta la forma en la que te miran – él me sonríe de forma tenue y pasa un mechón de pelo detrás de mí oreja.
-Cariño es lo normal, no están acostumbrados a ver un lobo por acá, y menos después de todo lo que ha pasado – me dice con paciencia – En la manada tú tenías que soportar esas miradas, pues yo no tengo problemas en soportarlo por ti – me derrito completamente por sus palabras y dejo un suave beso en sus labios que él no duda en seguir – Pero juntos vamos a lograr que en la manada a ti te miren como a alguien más y a mí acá – la promesa en sus ojos hace que una enorme sonrisa se dibuje en mis labios.
-Juntos – susurro y vuelvo a besarlo, la puerta de mi cuarto suena y con desgana nos separamos, camino hasta allí para abrirla y encontrarme con Román.
-Mandé a preparar la habitación de invitados para el Beta – me informa y yo levanto una ceja, para después mirar atrás, mi lobito está acostado en mi cama con sus manos detrás de su nuca y una sonrisa arrogante en su cara, yo muerdo mi labio inferior intentando reprimir una sonrisa. Verlo acostado en mi cama es todo un sueño.
-Otto dormirá conmigo Román – su ceño se frunce y veo las ganas que tiene de reprochar, pero no lo hace, solo asiente con su cabeza – Espérame en el despacho, enseguida iré para que me pongas al tanto de todo – tras un asentimiento con su cabeza desaparece de mi vista.
-Si sigue intentando alejarme de ti no dudaré en arrancarla la cabeza – me dice Otto, yo giro para mirarlo, cierro la puerta y camino hacia él con mis brazos cruzados.
-Él no intenta alejarnos y arrancándole la cabeza a Román no vamos a lograr la convivencia en paz que deseamos – digo obvia y él solo levanta un hombro, para tomar mi mano y tirar de ella, acostándome sobre él.
-No sé si eres ingenua o ciega pequeño ángel, pero ese infeliz quiere lo que es mío – la posesión en su voz hace que mis bellos se ericen y enseguida me excite, él lo sabe porque me aprieta contra él y devora mi boca, su lengua invade mi boca y un gemido sale de mí.
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Una Vampiresa para el Delta
WerewolfSe conocieron en medio de una guerra, él solo quería correr hacia ella cuando sintió el hermoso olor a rosas y pino, ella sintió su mundo detenerse cuando sintió el olor dulce de su sangre. Pero nada podía ser tan fácil, porque él era el Delta de l...