Trece

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         No hay nada que me apetezca menos que Arinka se encuentre con ese vampirito de mala muerte, pero como le dije, yo no soy nadie para prohibirle nada, y ella tiene derecho a ver a ese imbécil y a saber cómo se encuentra su clan

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         No hay nada que me apetezca menos que Arinka se encuentre con ese vampirito de mala muerte, pero como le dije, yo no soy nadie para prohibirle nada, y ella tiene derecho a ver a ese imbécil y a saber cómo se encuentra su clan. Imagino que yo, en su situación, estaría desesperado por saber cómo está mi manada y cuántas bajas hubo, sobre todo después de la batalla que se llevó a cabo.

Anoki se encarga de llevar a Román al despacho de Einar, y yo, con el permiso del Alfa, llevo a Arinka hasta el lugar. Antes de entrar Arinka se para en la puerta y se gira hacia mí.

-De verdad gracias por permitirme hablar con Román, no cualquiera lo haría – la forma en que me mira hace que una revolución de elefantes se instalen en mi estómago, yo le doy una sonrisa de lado y abro la puerta, veo como enseguida Román se levanta de la silla y quiere acercarse a Arinka, ella enseguida toma mi mano entre la suya, haciéndome suspirar de alivio.

-Román – lo saluda, y el vampiro se para en su lugar, mirando nuestras manos entrelazadas.

-Arinka – hace una profunda reverencia, yo noto como ella se revuelve incómoda en su lugar.

-No es necesario la reverencia – le dice, yo la insto a caminar y cierro la puerta. En la habitación nos encontramos Einar, Anoki, Aila, el vampiro, Arinka y yo. Aitana se había quedado jugando con el pequeño Kilian.

-Él... ¿Él es tú... - Román intenta formular una oración pero no puede, yo sonrío de lado y separo mi mano de la de Arinka, para poner una de mis manos en su cintura y acercarla un poco más a mi cuerpo.

-Soy su Tua Cantante – le digo con una amplia sonrisa de suficiencia.

-¿Y la tienes de rehén? – me dice mostrándome sus colmillos.

-Román – le dice Arinka con voz seria y él enseguida guarda sus colmillos – mi cautiverio no es asunto tuyo, y me están tratando demasiado bien para ser un rehén – noto como el vampiro aprieta su mandíbula.

-Es asunto del Clan, todos necesitamos a nuestra condesa – dice y ella suspira.

-¿Cómo están todos? ¿Lograron reunirse?

-Físicamente están bien, pero todos se sienten perdidos sin usted. No saben a quién seguir, y si bien saben que usted me dejó a cargo, necesitan, necesitamos – se corrige – de un líder.

-Ve y diles a todos que me encuentro bien, pero que tendré que pasar al menos una temporada acá. Es importante llegar a un acuerdo de paz con la manada, necesitamos que se terminen todos esos años de odio que hubo entre nosotros.

-Algunos quieren venganza por la muerte del Conde y del Príncipe – le informa Román y todos en la sala nos tensamos.

-No – dice ella de forma firme – No va a haber venganza, se terminaron los años de odio, y de venganza tras venganza. Lo único que logramos con eso es masacrar a nuestra propia gente y a los lobos, vamos a convivir en paz, y eso es lo que quiero lograr en mi estadía en la manada – le dice de forma firme y el vampiro asiente con su cabeza.

Una Vampiresa para el DeltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora