Capítulo 7

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Veo cuando Erwan sale por la puerta principal y se me hace un nudo en la garganta. Por una parte es bueno verme nerviosa como una "mujer normal" pero me desconozco en estos momentos, soy una agente de la CIA, nunca me dejo intimidar por nadie, ni siquiera por el idiota jefe que tengo.

Y ahora este hombre que ni siquiera conozco, más allá de lo que la CIA sabe, me pone nerviosa. Quiero pensar que es porque está detrás de ese vidrio y no por otra cosa, de cualquier forma, tengo que ser yo misma, a pesar de todo.

— ¿Señorita Croft?

De nuevo aquella voz ronca me hace estremecer y aprieto los muslos cuando siento un pequeño cosquilleo ahí abajo.

—Sí, señor Ivanović.

— ¿Es usted lesbiana?

Adiós nerviosismo, solamente se un idiota conmigo, muéstrate como todos y me verás como pocas.

— ¿Disculpe?

Sé que no le gusta repetirse, pero me importa una mierda en estos momentos, ahora le parezco una lesbiana, lo que me faltaba, maldito ruso.

—No me gusta repetir dos veces la misma pregunta.

—Ya sé que no le gusta repetirse, señor. Pero quiero pensar que he escuchado mal y no me ha llamado lesbiana.

—Mi intención no es ofenderla, señorita Croft, es una pregunta necesaria que debo hacer.

— ¿Por qué? —ahora me toca a mí hacer las preguntas.

No responde, ahora sí seguramente está molesto y me importa poco. No me importa dejar el caso, no voy a trabajar yendo detrás de un idiota si cada segundo me va a lanzar algo como eso.

—Porque sé que algún día me interesaré en follarla.

Ahora la que ha quedado en silencio soy yo. Las rodillas me duelen de lo mucho que estoy apretando mis muslos.

¿Follarme?

¿Interesado?

¿Follarme?

De nuevo me hice la pregunta, lo sé. Pero... ¿Follarme?

Me trago una gran bola de aire que se ha formado en mi garganta por abrir la boca tanto y me contengo de mi insolencia. Ya sé por dónde va. Mi trabajo es incitarlo, pero no voy a prostituirme para llegar a mi objetivo de averiguar si es él o no un mafioso.

—Supongo que cuando se interese lo podrá averiguar, señor Ivanović.

Dicho esto, me pongo de pie y salgo por donde entré. Pero ahora acalorada y seguramente mojada por escuchar la voz y el acento más sexy de todo el jodido mundo.

Me detengo en la puerta y limpio el sudor de mi frente con el dorso de mi mano cuando veo venir a Dorian por mí en compañía del grandulón de Erwan.

—¿Nena? —Erwan al escuchar a Dorian llamándome de esa manera, hace que lo vea a través de sus oscuras gafas.

Sí, ve y dile al ruso de tu jefe eso.

—Señores, esperen en la barra del bar. —Nos ordena.

Ambos no decimos nada y nos vamos juntos hacia el bar, necesito un trago, o varios, pero fuertes para que me quiten el sonido de su voz y que me hagan olvidar el color de sus ojos camaleones.

—¿Qué pasó ahí dentro? —Me pregunta Dorian una vez nos han servido por cortesía de la casa dos tragos.

Ni siquiera me molesté en preguntar lo que era, cualquier cosa debe funcionar.

—Pues canté ¿Adivina a quién?

Dorian abre los ojos como platos al darse cuenta de quién fue el que me acaba de entrevistar y no solamente eso. Sino el que me tiene idiotamente nerviosa y acalorada todavía.

—¿Ivanović estaba ahí?

—Sí, y no solamente eso, me hizo un par de preguntar, primero el grandulón, pero como me mostré insolente, Ivanović intervino, tomándome por sorpresa.

Le cuento todo con lujo de detalle tal y como le gusta y cada vez abre más los ojos sorprendido.

—Sabes que no vas a poder retractarte después de que lo incitaras de esa manera.

—Mi trabajo es ese, más no tirármelo. Es solamente que me enfadé que me hiciera esa pregunta y luego me soltara que podría interesarse en follarme.

Dorian ríe a carcajadas, si hay algo de cómico en todo esto, definitivamente sólo él lo puede ver, porque yo no. Lo último que quiero es verme involucrada sexualmente con un hombre como él, por muy bueno que esté, son aguas peligrosas en las cuales no quiero nadar.

— ¿Y a ti cómo te fue? —Le pregunto, seguramente no lo aceptaron, porque ni siquiera sabe servir una cerveza.

—Tuve que convencerla de que quería el trabajo, pero le prometí que estaría más que preparado cuando empezara a trabajar.

—¿Cómo la convenciste?

Los planes de convencimiento de Dorian no precisamente son que él ponga cara de cachorro, pero cuando veo que esboza una sonrisa de complacido ahora soy yo la que abre los ojos como platos.

—No sabía que a las mujeres les gustaba usar piercing en el clítoris. —Dice recordando la imagen y llevándola hacia mi mente.

—Dorian hijo de perra—Lo reprendo cuando empieza a carcajearse—Tienes que decirme de una jodida vez si eres bisexual o hermafrodita.

—Bisexual—Responde tomando un sorbo de su bebida, hasta que por fin se ha decidido—Tengo suficiente para ambos.

Cuando voy a reírme a carcajadas de nuevo, veo que Erwan viene hacia nosotros de nuevo. Espero que traiga buenas noticias, esto empieza a ser interesante y ojalá que el polvo que acaba de recibir Destiny, y que yo me haya encendido un poco haya valido la pena.

—Empiezan la próxima semana—Nos avisa—sus horarios serán de ocho hasta las tres o cuatro de la madrugada, tendrán beneficios, sobre todo usted, señorita Croft.

Me quedo sorprendida, pero no me quiero imaginar la clase de beneficios que serán por parte del ruso.

— ¿Qué clase de beneficios?

—Ya lo verá y ojalá deje de hacer tantas preguntas.

—Lo dudo—Le sonrío tomando del brazo a mi amigo—Pero gracias, grandulón.

—He dicho—Cierra dando media vuelta y sin decir adiós desaparece por donde vino.

Nos dirigimos hacia la salida y cuando siento la brisa fresca de la calle, me agarra el ataque de risa diabólica junto con Dorian. Pensé que odiaría esta misión, pero veo que será interesante.

Solamente espero que mis debilidades no salgan a flote.

— ¿Listo para ir a conocer nuestra nueva casa, compañero?

—Listo.


La Profesional (libro 1) (Ya en físico y audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora