Capítulo 17

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— ¿Dónde está Erwan? —Le pregunto una vez la azafata me ha servido mi respectiva y merecida porción de papas fritas con diferentes tipos de salsas para acompañar.

—Le hace compañía al piloto—Dice Ivanović sin quitar la mirada de mi comida. No la aprueba, seguramente soy una loca demente que se encierra en el baño de un avión, además de rara por mi vestimenta y mi comida.

Dorian sigue profundamente dormido, según él, pero él y yo sabemos que no está dormido. Está escuchando nuestra conversación. Algo típico de él.

—No sabía que usted volaría con nosotros—Le digo al fin, con la intención de romper la tensión que se acaba de sentir en el aire.

—¿Le molesta?

—¿Molestarme?

—De donde yo vengo no nos gusta que nos respondan con otra pregunta, señorita Croft.

Ahora me copia. Algo me dice que de donde viene él es de su propio mundo sombrío donde todo es bajo sus reglas.

—No me molesta en absoluto, simplemente que no me lo esperaba.

—¿Sorprendida?

—Sorpresa no sería la palabra adecuada.

—¿Entonces cuál sería?

Lo veo seria. No va a dejarme en paz hasta saber la verdadera reacción que ha provocado en mí. Para empezar ni siquiera sé si es normal en él acorralar con mensajes a sus empleados, así como lo ha hecho conmigo, primero fue en el auto, ahora me hace subir a su avión con él dentro.

¿Qué más va a hacer cuando lleguemos a su tierra?

—Inverosímil.

—Me gusta más esa palabra. —Ladea su cabeza como aprobación.

—No fue un cumplido. —Rechazo de inmediato.

—Lo sé.

Son diez horas, no puede darme un respiro de su arrogancia por un momento. Es un hombre serio pero lo único que he visto en él ha sido control y más control.

—Coma.

Su orden me hace verlo a la cara y no discuto, en verdad tengo hambre así que empiezo a comer sin la menor pisca de modales o etiquetas. Son papas fritas, se comen como lo que son, algo delicioso.

—Nunca había visto a nadie disfrutar tanto de una porción de papas fritas.

Me encojo de hombros y continúo comiendo. Veo que levanta levemente la comisura de su labio, está conteniéndose para no reírse de mí y en realidad no me importa, con tal de ver esos dientes perfectamente blancos.

—Debería de intentarlo.

Tomo otra papa frita y me la llevo a la boca provocándolo. Él no aparta la mirada de mí en ningún momento.

—¿Intentar el qué? —Y antes de que pueda responder—¿Comer como si estuviera muriendo de hambre?

No va a conseguir que me sienta humillada, puede tomarse por el culo él, sus modales y platos exóticos.

—Sí.

Abre los ojos como platos y frunce el cejo como si lo he retado a hacer algo o he cruzado alguna barrera, la verdad es que no me importa ninguna de las dos. Tiene que relajarse, son diez malditas horas. No voy a soportarlo, así que tengo que hacer que él me soporte a mí.

Le hace una señal que no entiendo a la azafata y ella inmediatamente se acerca para atenderlo.

—Quiero lo mismo que la señorita Croft—Le pide y tanto ella como yo nos sorprendemos. Rio para mis adentros y me doy una palmada en mi hombro. Lo he conseguido.

La Profesional (libro 1) (Ya en físico y audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora