Capítulo 16

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He permanecido así otros diez minutos, viendo solamente el mensaje. ¿Él está aquí? ¿Va a volar con nosotros? ¿Fue el que tocó a la puerta hace rato?

Demasiadas preguntas y todas se responden con un jodido ¡SÍ!.

¡Toc, toc!

No puedo salir de aquí, ahora no solamente es por mi fobia, es porque él está ahí afuera y no quiero que me mire en este estado ni vistiendo tan marimacho.

—Señorita Croft.

¡Mierda! Es él.

—No... puedo salir de aquí—Me obligo a decirle con voz temblorosa y mi culo aún sentado en el frío piso.

—¿Se encuentra bien? —Pregunta de inmediato— ¿Necesita algo?

Lo que necesito es que deje de actuar de esa manera un poco posesiva conmigo. Cualquiera diría que él está interesado en mí, aunque en sus palabras el interés en un futuro no tan seguro, no es para tomar el té, sino para follarme.

Alcanzo mi teléfono móvil y respondo a sus preguntas.

Estoy bien, ¿Pastillas contra el vuelo y papas fritas?

Escucho del otro lado el alerta de mi mensaje y rio por lo bajo al tener que mantener esta conversación por este medio y en circunstancias tan extrañas.

No creo que estar encerrada en un baño tan pequeño sea la mejor idea.

De momento está funcionando.

Son diez horas de vuelo.

Lo sé.

¿Comerá sus papas fritas utilizando el retrete como mesa?

Eso me hace reír a carcajadas, qué ocurrencia, aunque no me importaría, muero de hambre en estos momentos.

Tiene una risa muy hermosa, señorita Croft.

Que me sonrojo y si no tuviera mi culo sentado en el suelo, me caigo. Ojalá pudiera decirle lo que pienso de la suya.

Es tu momento, Elaine.

También me gusta la suya.

Nunca dije que me gustara la suya, solamente dije que era hermosa.

Capullo.

De donde soy, si alguien te da un cumplido dices GRACIAS.

Gracias ¿Está molesta?

No sé si sentirme idiota funciona.

Ahora me siento como una idiota, cuando creo que tengo oportunidad de mi incitación, me lo arrebata con su maldita arrogancia rusa.

De nuevo el alerta, otro mensaje de él.

Salga.

Después de todo, creo que éste es el mejor lugar.

Entonces me quedaré del otro lado.

—¡No! —grito y al mismo momento me llevo la mano a la boca por mi reacción.

—Sí—Lo escucho que dice por lo bajo, tan cerca, y es como si estuviere también sentado en el suelo del otro lado.

Aleksei Ivanović sentado en el suelo de su propio avión. Imposible, que me lleven los rusos si he hecho que el magnate mafioso haya puesto su culo en el sucio piso de un avión.

No es necesario que haga eso, estoy bien, se lo prometo.

Entonces no me queda otra opción.

La Profesional (libro 1) (Ya en físico y audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora