Tras regresar rápidamente, me encontré de nuevo en el recibidor del palacete neoclásico: la superficie de mármol, las paredes y el techo seguían igual de blancos, mientras las puertas falsas y los vanos destacaban en la sala debido a la ausencia de mobiliario, todo en un ambiente de penumbra proporcionado por la lámpara inexistente que colgaba.
A pesar de que no había peligro evidente, sentí un creciente dolor de cabeza y físico acompañado de una sensación de frío. Un escalofrío empezó a recorrerme, y de mi pequeña naricita comenzó a brotar un fino hilo sanguinolento.
Así pues, intentando no desmayarme en mi propia pesadilla, no tardé en reaccionar y observar las opciones disponibles para tomar con sensatez la siguiente decisión. Al levantar la vista, observé las entradas restantes después de desechar la de la derecha, umbral por el que accedí donde la otra Beatriz. Por otra parte, a través de la frontal accedí a esta única construcción: allí estaba la puerta al final de las escaleras ascendentes, otra abierta pero bloqueada en dirección inversa, y la de la izquierda, paralela a su igual.
En un principio tomé la decisión de acceder a la diestra ante el imposible de las que restaban sin descartar. Me recompuse conforme pude, me armé de valor y no tardé en dirigirme, temerosamente y casi a rastras, al siniestro acceso con la preocupación de encontrarlo sellado. Allí estaba el pomo con cerradura... ¿Intentaba abrirla por la fuerza? No, aquello iría en contra mía a sabiendas que este lugar era una supuesta especie de representación de mi propia existencia, pues todo lo que rompiese repercutiría de la peor manera posible; ya estaba derramando sangre.
A continuación, me acerqué al temible pomo redondo para girarlo. En ese instante, ya había encogido hasta tener la apariencia física de la menor de mis hermanos y hermanas que aún estaban con vida. Por esa razón, tuve que ponerme de puntillas sobre mis pies descalzos para lograr mi objetivo.
*****
Aunque la puerta estaba cerrada con llave, alguien la había abierto para mí. Dicha me dejó pasar sin problemas, a lo que respondí con delicadeza, precaución y cuidado. Mientras la puerta se deslizaba y mostraba el contenido de una habitación nueva, de forma paralela se escuchaban unos ruidos provenientes de la madera clara. Para mi sorpresa y cuando se abrió por completo, no se trataba de un nuevo laberinto de Creta: aquella era una inmensa biblioteca cuyo estilo no concordaba con el resto de la casa solariega de ensueño.
Al distanciarme un poco de la puerta, esta se cerró sonoramente tras de mí, como si tuviera algún mecanismo o la misma persona que me la abrió la sellase de nuevo con algún ominoso propósito. En cuanto a la biblioteca, estaba iluminada con luces incandescentes blancas ocultas en un falso techo, repleta de superficies minimalistas de mármol gris y abarrotada de estantes metálicos llenos de libros que dejaban apenas espacio para deambular en fila india.
Me preocupaba la posibilidad de que no pudiera encontrar una salida, empero la puerta diestra y su pasillo en bucle demostraron lo contrario, por lo que supuse que la salida no estaría detrás, sino más adelante. Con eso en mente, avancé recta entre los espacios sin estanterías mientras me fijaba en los títulos del lomo de cada libro.
Para mi sorpresa, ninguno de ellos era desconocido para mí, ya que los había leído en alguna ocasión en mi pasada vida. Se trataban de manuales de Historia escritos por diversos autores y autoras que, en sus hallazgos teóricos, a menudo desafiaban a otros con ideas contrarias.
Esto me hizo recordar algo. La ciencia como sistema no era estática, sino altamente cambiante, especialmente en ciencias sociales, filosofía y letras, es decir, conforme una se alejaba de las naturales, ingenierías y lógicas, aumentaba el grado de interpretación y el abanico de soluciones. Lo que antes era negro, hoy podría ser blanco; lo que antes se consideraba negativo, hoy era positivo, y lo que se consideraba correcto... Podría ser incorrecto y viceversa. Dicho de otra forma, era un sistema artificial e intolerante con los disidentes de la corriente dominante, un sistema basado en contradicciones y que paradójicamente, fue un catalizador del progreso de la humanidad: se trataba de una nueva religión monoteísta manipuladora de masas.
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Reencarnada en una Miserable Vol.2
FantasyUna chica de diecisiete años con problemas emocionales sufre un gran revés cuando se ve envuelta en un triángulo amoroso y cierto incidente que provoca su fallecimiento. Deseó morir, deseó desaparecer, pero... ¿Por qué se acuerda de quién era? ¿Una...