**Año -x0?, ινδασσ.**
La idiota curiosona mediagashem que era yo activó en última instancia un arcano hechizo inscrito en una nota sesgada de un manual no tan vetusto. La espiral invertida y dirigida en sentido siniestro deslumbró las ruinas de la biblioteca de ινδασσ, para cuando quise darme cuenta, me desperté en un cubil sin ventanas y con una única entrada que se me hacía conocida; las paredes eran totalmente blancas y lucían un estucado propio de la Tierra, mientras la superficie del suelo era mármol que podría definir de manufactura contemporánea, es decir, el decorado de formas geométricas grises blanquinegras era demasiado perfecto, variado (con patrón) y artificial como para ser un producto artesanal hecho con las manos y tecnología retrógrada.
Me hallaba yacente en una cama simple demasiado terrícola del siglo XXI, la cual contaba con un colchón, no de plumas, paja, agua o arena, sino sintético como artículo fabricado en cadena con tecnología avanzada. Aún estaba recuperando la visión cuando percibí más detalles aterradores; el cojín pálido, donde no hace poco descansaba mi cabecita, era mullido y suave al tacto (algo similar al ¿algodón? ¿Seda?), pero de nuevo, 'perfectamente perfecto' para las tecnologías de Índass y para la magia que yo conocía. Tras lograr recobrar completamente mi vista bicolor, me centré en más objetos; la única entrada y salida del pequeño cubil en el que me encontraba estaba clausurada por una puerta blanca ¿de madera? Que se semejaba a las habituales de algunos hogares de la Tierra (las terrícolas eran básicamente de PVC o plástico resistente; si no era una imitación, la textura que tenía esta llamaba la atención).
Me incorporé sedente sobre el lecho contemporáneo en el que estaba y presté una mayor atención a mi entorno; ¿el techo? Observé que este se presentaba igual que las paredes, sin embargo, destacaban las luces de tenue tono amarillento (típicas para habitaciones) que iluminaban, de no estar activas, sería esta una oscura habitación. Dichas 'luces' ocupaban a ojo un cuadrado 60x60cm perfecto, eran dos (una en cada extremo norte-sur de la habitación si contaba cómo sur la puerta de entrada) y no desentonaban con las losas que cubrían el suelo.
¿Había algún interruptor para encenderlas o apagarlas? Miré a mi lado izquierdo... Justamente e igual que las construcciones ex novo de la Tierra, siempre había un botón al lado donde se suponía que iría ubicada la cama (algo según el arquitecto o arquitecta de turno, quienes eran los peores enemigos de una historiadora después de los políticos, buscatesoros y las empresas constructoras), y ahí estaba, negro e igual al estándar común de los hogares de clase media; dos posiciones a través de pulsaciones 'on' y 'off'.
Me levanté de la cama con esfuerzo, ya que aún me sentía mareada, y me puse a experimentar con el interruptor como si nunca en mi existencia hubiese conocido uno (técnicamente nunca había hallado ninguno como mediagasem porque, al parecer, no existían y usaban algo más conveniente como 'las piedras luminosas'); apagado y encendido, apagado y encendido... Repetí la operación como una niña que acababa de aprender la lección de un famoso programa televisivo infantil desarrollado en un barrio o calle de gente disfrazada y muñecos.
Seguí con el 'juego del apagaluces' hasta que opté por miedo a que las fundiese (¿vendría alguien a reñirme?) investigar dónde me ubicaba, ya que el cuándo no lo podía contestar; me vi reflejada en las losas pulidas grises pensando en que había reencarnado una vez más o había resucitado en la Tierra como Beatriz, no, estaba completamente mediagashem, por ende aún estaba en el ¿mismo mundo?, aunque mis ropas no eran las que llevaba y estaba cubierta estratégicamente de vendas demasiado de farmacia, las cuales cubrían heridas que me había provocado ¿no hace tanto? El utilizar unas ruinas antiguas como 'parque de atracciones'. Mi cabeza era la más afectada (normal, si pienso en como sobreviví a ese 'ataque cabezazo' contra estanterías de biblioteca), por ende, la más cubierta... Me palpé la frente para comprobar qué tanto estaba dañada, sin embargo, no sentí dolor y noté al tacto como si me hubiesen obrado puntos de sutura.

ESTÁS LEYENDO
Reencarnada en una Miserable Vol.2
FantasíaUna chica de diecisiete años con problemas emocionales sufre un gran revés cuando se ve envuelta en un triángulo amoroso y cierto incidente que provoca su fallecimiento. Deseó morir, deseó desaparecer, pero... ¿Por qué se acuerda de quién era? ¿Una...