**Año -x0?, El Empíreo [P1] (Zión)**
¿Por qué regresar al primer nivel? Era el momento de actuar, tenía que ver por mí misma esa central de energía con mis propios ojos, y por supuesto, juguetear un poco con ella y conseguir algo efectivo contra mi enemigo. No solo por lo que vi con mi vista gashem, sino por lógica; el mejor lugar para esconder algo era dejarlo bien a la vista, es decir, que pasase desapercibido en el último lugar donde buscaría un saqueador peliculero.
¿Qué emplazamiento era aquel en Zión? Por un momento pensé que estaría a las afueras de la ciudad flotante, en algún santuario como el de Hemera o Anfítrite... Templos que eran territorio enemigo según estos idióticos ángeles de media pluma.
Entonces, ¿qué lugar era el idóneo para ocultar los trapos sucios? Pensé que debía de ser lejos de su líder y los sujetos con más influencias, en otras palabras, Paraíso 1, el área habitada por los alumbrados de menor rango y más leales al poder establecido. Tenía prisa en hallar el escondite final, pues no solo estaba la cuestión de la secuestrada Aitheria, también me había descubierto el contrario, más bien, desde el principio todo fue un montaje, una trampa para capturar a la ingenua tramposa quien era yo. Me sentía como la nueva protagonista de una nueva película tipo el Show de Truman.
Heman (¿versión femenina-asexual?), el ángel cristiano que avisaba la llegada del Superior con la melodía de su trompeta celestial, en este mundo se había presentado ante mí como una arcángel albina de gran belleza, pero contenedora de fealdad en intenciones y secretos.
Ella (o él, o quizás era mejor pensar en "eso") me invitó al Lado oscuro de la fuerza tal como un alien a un idiota espadachín de acero láser en cierto ficticio film mediocre (pocas eran las películas realmente potables de ciencia-ficción, concretamente de épica espacial), que a diferencia del estúpido y hormonado personaje protagonista, yo no cedí al extraterrestre de garganta profunda y logré armar un plan de huída antes de que fuese demasiado tarde de ejecutar.
Como una fugitiva terrícola de los noventa, empezó para mí una prueba contrarreloj en la que tenía como objetivo primordial extraer a la persona VIP (la mestiza alada preñada) y llevarla al piso franco (el Santuario de Anfítrite), así como la tarea secundaria de prever mayores daños y acciones del enemigo (Heman y sus Maestros del Universo) en un futuro a través de la inhabilitación, a poder ser, por la vía diplomática... La vía de la fuerza, aquella de no rodear el muro, saltarlo o atravesarlo por el túnel, era, siendo realista, un probable suicidio sin sentido.
Una niña media-gashem ¿iba a poder hacerle algo al caudillo de una civilización y especie que había logrado someter, probablemente, a un continente y sus habitantes de forma eficiente y absoluta? Tenía algunos naipes en mi baraja de duelos que pretendía utilizar, pero, de nuevo, las condiciones no eran aptas para poder usarlas y las reglas del tablero de juego habían sido alteradas (en realidad, ya lo estaban desde el principio y yo solo leí un manual de instrucciones equivocado). En pocas palabras, estaba como al principio y solo un nuevo naipe al azar de mi monto aún boca abajo decidiría mi caída o alzamiento.
El Primer Paraíso de Zión o primer piso del continente flotante de los alados no era muy diferente al Empíreo (el ático del continente alumbrado); sus calles y construcciones evocaban el mismo estilo seudoromano antiguo, quizás, pese a que el territorio era mayor a su referente máximo. Como ya observé, como si de una pirámide geológica se tratase, cada estrato de Zión era de menor extensión de forma exponencial a su inmediato inferior y viceversa superior.
Si jugaba a las diferencias como pasatiempo, descubriría que era similar, pero no análoga, ya que las insulae se presentaban más humildes, más compactas y con mayor número de alturas, así como las calles increíblemente estrechas (me recordaban a las medinas o ciudades islámicas, calles estrechas e irregulares cuya sombra de las construcciones se proyecta evitando el sol a la par buscaban la privacidad).
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Reencarnada en una Miserable Vol.2
FantasyUna chica de diecisiete años con problemas emocionales sufre un gran revés cuando se ve envuelta en un triángulo amoroso y cierto incidente que provoca su fallecimiento. Deseó morir, deseó desaparecer, pero... ¿Por qué se acuerda de quién era? ¿Una...