Capítulo 2x000.3: Las crónicas de Índass e 'ινδασσ'

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**Año x7614, Índass.**

Retorné hasta el subterráneo y marché en dirección al 'despacho temporal' después de despedirme de Almyra, quien fue hacia el cubil donde varias sirenas habían ocupado. En un principio no había utilizado esta pequeña sala rehabilitada como dormitorio, sin embargo terminó con tal uso por los diversos manuales reunidos que había y el vetusto escritorio lleno de cartografía que definía este mundo.

Además, Bianca se había mudado a la miniatura de lugar junto a la pequeña Nieves, por lo que le daba un aire a un pequeño cubil de matrimonio (extraño en sí, ya que la cama parecía más un nido y nosotras éramos físicamente unas niñas; aparentaba más como el dormitorio de unas hermanas), no obstante, existía un elemento que había sido removido: el cuadro animado y mágico de 'Lenna la vieja' se lo llevó Almyra a la sala donde ahora residía con 'Lenna la joven' y un grupo amontonado de sirenas. La sirenita desplumada y su madre Urania estaban en el 'despacho temporal'; la primera acababa de dormir y depositar en una cuna de materiales endebles a nuestra adoptiva bebé media-elfa ubicada al lado diestro del lecho, mientras tanto, la segunda mostraba una expresión seria, ¿estaba enfadada conmigo? La había hecho esperar demasiado tiempo, tanto como toda la jornada de hoy.

-Lo siento mucho, de verdad..., pero ya he terminado todas las tareas. -¿En serio? Me sentía como la niña que era en verdad, avergonzada por haber hecho algo molesto a su madre-.

-Esta es la que debe de disculparse con la salvadora de las sirenas y de su hija, esta haber sido muy molesta cuando Blanca tenía quehaceres importantes. -Aunque yo seguía siendo una infante, ya tenía prometida, hija y una mente de historiadora-humanista adulta. La sirena Urania me devolvió a la cruda realidad en que había renacido al recordarme que yo era la directora de una revuelta exitosa y una gobernadora, o al menos, eso pensaban ellas (mi objetivo final era que todo funcionase sin necesidad de un único poder responsable)-.

-Bianca está muy feliz de que haya regresado su amada con ella. Y no, a ella no le molesta que esté ocupada y preocupada por toda la tribu. -La sirenita desplumada no dejaba de observar a su madre de reojo con una expresión temerosa y con uno de sus bracitos la limitaba, quizás tenía pavor por la reacción tan extrañamente agitada de la nombrada-.

-... -Me quedé silente mientras reflexionaba sobre mis nuevas responsabilidades de las que no tenía experiencia alguna. No solo podía considerarme la guardiana de las sirenas y mis hermanas, esto es, la que llevó a cabo la locura de liberar Birkenau, sino también era una ¿esposa? ¿Madre adoptiva? En la Tierra me habrían encerrado en un reformatorio en el mejor de los casos, no obstante, esto era otro mundo y tenía sus particularidades. Aunque más que esto último, era tan sencillo como señalar dónde estaba este lugar en el mapamundi-.

-Una debe de ser responsable con las suyas, pero más con su familia. Blanca, tu no intentar parecerte a la pareja de esta, o esta se enfadará de verdad. Ella se sacrificó una vez por todas nosotras, pero dejó a Bianca sin una madre y a mí sin ser querido. Al haberte 'Unido', tu ser ahora familia y la más importante de su hija; la familia se apoya entre ella, tu tener que ser más confiada con ella y pedir ayuda si hacer falta. -Urania me equiparó a su esposa fallecida, no, más bien se la comieron tras acabar cocinada en una olla; por su explicación, la otra madre de Bianca resultó ser tan temeraria como yo lo había sido pese a que pareciese que tuve todo controlado, más bien nunca tuve nada que perder, pero demasiado que ganar-.

-... Es cierto que Bianca se merece algo mejor que una independiente como yo, pero con el cargo llegan los derechos y los deberes. -Dejé de ser una niña en este mundo desde el mismo instante en que mi crispada y poco maternal madre biológica me desasistió en un andrajoso y paupérrimo cubil para posteriormente ponerme a trabajar siendo una rapaza en miniatura. Aun así, todo cobró sentido desde que descubrí lo del tinte de mi cabello, así como su intento fallido por evitar que una de sus hijas fuese sacrificada por haber sido poseída por una diablesa y la reminiscencia de haber sido ¿afrecha? De una hoguera en el hogar. De esta forma decidí que no podía comportarme como una niña y carecía del derecho a ello, que debía de ser la vigorosa que no podía detenerse ante nada ni nadie; mi reacción a la defensiva con la sirena no terminó de agradarme-.

Reencarnada en una Miserable Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora