Capítulo 62

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Hay veces en las que uno siente que nadie a nuestro alrededor es capaz de entendernos o de siquiera poder ayudarnos con los problemas que enfrentamos día a día. 

Por lo general, uno enfrenta todas las adversidades de forma autónoma, ya sea por una costumbre, por verse vulnerable o en el mayor de lo casos, pensar en qué no tenemos a nadie a nuestro lado en quien podamos confiar. 

La mayoría de la gente dice que uno se vuelve mucho más autodidacta con el tiempo o el pasar de los años. Que tu forma de pensar e incluso tu accionar cambia, ya sea para bien o para mal. 

Pero quizás eso es solo una parte de lo que influye en el cambio que se hace, el entorno, tu familia, tus amigos, tus conocidos e incluso uno mismo, son partes de todo ese proceso. 

La forma en las que algunos le hacen frente a las adversidades es completamente admirable porque hay ciertos que deciden evitarlos como si esa fuera la solución más factible. 

Él es así, su pensamiento de arrancar de los problemas es parte de su accionar, el evitarlos para no sentirse presionando ciertamente le permite sentirse un poco sereno pero con una culpa carcomiendole por dentro. 

En este preciso instante se sentía como una frágil y delicada pluma que a la primera ráfaga de viento sería arrastrada lejos, como si no tuviera importancia alguna. 

La sonrisa que tenía en su rostro se desvaneció en dos segundos, sin embargo, no era porque no se sentía feliz de haberlo tocado y besado como tanto quiso en un poco más de un año, sino porque se sentía cansado, vulnerable y culpable. 

Si tan solo hubiese escuchado lo que tenía que decirle, en estos momentos todo sería diferente. 

Soltando un suspiro sonoro y pesado, giró la perilla de la puerta con su mano derecha y entró a su casa. Todo estaba oscuro porque el día comenzaba a acabarse en su totalidad. 

Sintiendo nuevamente un vacío dentro de él, y la melancolía recorrerle por el cuerpo tras volver a su hogar luego de tantos años en donde albergaban sus recuerdos más felices, se dejó caer al suelo con su espalda apoyada en la puerta. 

Solo ahí se permitió sollozar por unos segundos.

Un perfume femenino bastante sutil y conocido llegó a sus fosas nasales, sabía perfectamente quién era y como era observado por ella. 

Es por eso que limpió sus ojos con el dedo índice de su mano y alzó su vista para conectar sus miradas, Shin-hye le observaba de pie con tristeza y compasión. 

Justo como no le gusta que lo miren.

— No es de entrometida. -comenzó a decir su hermana, un poco tímida. — Pero sin querer escuché parte de su conversación ¿Qué pasó? 

— Si ya has escuchado no necesitas saber qué fue lo que pasó. -contestó de mala manera sin levantarse del suelo, no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo. 

— ¿Por qué eres así? -preguntó dolida y tragando saliva. — Siempre alejas a quienes quieren ayudarte. 

— ¡Entonces no te metas! 

Dando un brinco en el lugar por el tono de voz que Jungkook usó retrocedió dos pasos y negó con su cabeza mientras la impotencia y rabia se volvían parte de ellas. 

Estaba segura de que las venas de su frente comenzaban a marcarse. — ¡Bien, haz lo que quieras! -espetó molesta al no recibir ni una sola disculpa de Jeon. — Pero óyeme bien Jeon, los que te rodean no tienen la culpa de lo que a ti te pasa….

Please love me ୧ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora