TRAICIÓN - PARTE 2

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PVO MAAM

Los siguientes dos días me mantuve lejos de ellos. Únicamente mi madre me acompañaba en mis paseos por el jardín del castillo y en las comidas casi no hablaba con nadie, (tampoco con mi "novio").

En ese tiempo Popp no se apareció y eso se me hizo extraño, (¿se habrá ido a continuar buscando a Dai?). Preguntar su paradero no era buena idea y tuve que quedarme con la duda.

Al tercer día mi madre se entretuvo hablando con el maestro Aván y como no quería permanecer sentada en el comedor con el ambiente tenso que yo misma ocasioné, decidí irme sola a dar la vuelta.

El jardín del castillo es bastante extenso y su bosque es lo que más me gusta visitar porque me recuerda al bosque oscuro de la villa Nayle.

Llevaba más de la mitad recorrido, cuando mi insignia empezó a brillar. Eso me sorprendió porque tenía días de no activarse. Luego de algunos intentos infructuosos para que volviera a la normalidad, decidí resignarme y continué caminando.

De pronto vi a lo lejos a Popp durmiendo bajo la sombra de un árbol.

Regresar hubiera sido lo más sensato y en serio iba a hacerlo, pero el brillo de mi insignia aumentó y su resplandor era tan fuerte que provocó que se despertara y mirara en mi dirección con algo de confusión.

–¡Maam! –en cuanto pronunció mi nombre la piedra parpadeo con más rapidez –¡vaya!, de nuevo brilla, pero si Hyunckel no anda por aquí, supongo que lo hace porque sigues preocupada por los aldeanos, ¿verdad? –sonrió con amabilidad –ya no tienes de qué angustiarte. En cuanto regresé lo primero que hice fue usar un hechizo que cura heridas causadas por magia del inframundo.

–¿Existe un hechizo capaz de hacer eso? –me acerqué hasta que estuve a escasos centímetros de él –ni siquiera las plumas plateadas del maestro Aván pudieron desaparecerlas.

–Hay muchos hechizos que aún desconocemos –extendió su mano y de inmediato la sostuve –¡ven! –me jaló suavemente para ayudarme a sentarme junto a él –es que si continuabas de pie, terminaría con un gran dolor de cuello –se rio y todo mi enojo empezó a evaporarse y por fin pude sonreír como no lo había hecho en mucho tiempo.

–¡Qué bueno que aprendiste ese hechizo!... por cierto, creí escuchar que regresaste, eso significa que no estabas aquí cuando atacaron los campos de cultivo.

–No, no estuve –contestó de lo más tranquilo y me di cuenta de que Merle había mentido, pero ¿por qué lo hizo? –¿te pasa algo?, de repente pusiste una cara muy seria.

Deseaba preguntarle a dónde se fue, sin embargo me contuve porque estaba segura de que no diría la verdad. Merle no mintió por iniciativa propia. Lo más probable es que fuera él quién le pidió inventar algo por si otros preguntábamos, aunque recordando mi pequeña pelea verbal con Leona y el rostro decepcionado de los demás, obviamente a la única que debían mentirle era a mí.

–¿No me contarás lo que te tiene angustiada? –me dio un ligero codazo en el brazo para llamar mi atención –¡anda, dime!, somos amigos y sabes que cuentas conmigo para lo que sea.

–¿En serio somos amigos? –lo miré acusadoramente –siempre creí que podía contarte lo que fuera porque tus palabras me reconfortaban, pero desde que Dai no está, cambiaste mucho y ya casi no te veo. He tenido días muy difíciles y en ninguno estuviste presente –mis ojos se llenaron de lágrimas que me forcé a contener –no te imaginas cuanto necesité que vinieras a ayudarme a entender lo que está pasando. Nadie quiere decirme por qué me atacaron y lo más triste es que a partir de ese acontecimiento, me he dedicado a huir de mi relación con Hyunckel porque todo lo que hay en mi mente parece mentira y no consigo sentirme cómoda a su lado.

EL VIAJE EN BUSCA DEL HÉROE Y EL DESCUBRIMIENTO DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora