Seré yo (Mobrei)

El sello - Parte 1

Entre un montón de recortes de periódico, cierto chico examinaba meticulosamente un mensaje que estaba escrito en lo que parecía ser un acomodo aleatorio.

–¡Ahora lo entiendo! –exclamó repentinamente, rompiendo el comodo silencio que aquella tarde se instaló en la oficina de consultas, provocando que su maestro se sobresaltara un poco–. Esta es mi verdadera habilidad ¡Yo he descubierto un mensaje oculto con mis poderes!

El muchacho infló el pecho con orgullo, no dejo de observar en ningún momento su creación. Su maestro también se acercó a ver el gran descubrimiento que causaba furor en su joven estudiante y Hoyuelo también se les unió.

Así fue como vieron los recortes de varias letras y números del periodico, enfilados uno tras otro y curvandose en una espiral que formaba un extraño mensaje que se podía leer así:

h5 p54D190 4 m1 954R0, 435p0ND3 41 n0M843 D3 mO9u170

–¿Qué demonios dice ahi? –preguntó Hoyuelo de forma despectiva, Arataka ni se inmutó y contestó lleno de alegría.

–¡Es obvio! Dice "He perdido a mi perro, responde al nombre de Moquito".

Hoyuelo rechisto fuertemente.

–¡Te lo estás inventando! Estás tan aburrido que inventaste una clave de lo más estupida, no tiene consistencia ni sentido.

–¡Claro que no me lo estoy inventando! –Se defendió el rubio en un puchero que a Shigeo le pareció un poco adorable, luego se volteó precisamente hacia su maestro mirándolo con un brillo particular en los ojos–. ¿Verdad que tú también puedes ver el mensaje, maestro?

Shigeo lo miró fijamente, aunque su mirada era tierna y quizás una mentira piadosa ayudará a su aprendiz a ganar más confianza, el azabache desde siempre fue un pésimo mentiroso y terminó por negar fríamente como respuesta.

Arataka se quedó en blanco, la incredulidad lo arrastró hasta llegar a su modo dramático y se desplomó en un gesto exagerado sobre su escritorio.

–Nadie me cree –gimoteó con el rostro pegado a la superficie.

–Ya estás un poco grandecito para hacer berrinches, ¿no crees? –preguntó el espectro sin parecer nada interesado, miro a Shigeo notando su auténtica preocupación–. Maldita sea, no caigas en algo tan ridículo, es obvio que el niño está fingiendo.

Arataka gimoteo una última vez y levantó el rostro rojo por la fricción de la superficie, miró con determinación al adulto y al espectro.

–¡En ese caso encontraré a Moquito y les demostraré que mis poderes son reales!

Se levantó rápidamente de su lugar y se dispuso a salir corriendo, pero una mano sobre su hombro lo detuvo.

–Espera –El agarre firme de su mano no le dio a Arataka ninguna otra opción más que obedecer, aunque no se atrevió a mirarlo–. ¿Por qué últimamente estás tan emocionado por despertar tus poderes? ¿Hay algo que te molesta? Sabes que puedes decirme lo que sea.

El chico no levantó la mirada al momento, solo se quedó ahí en silencio. Cuando finalmente encontró su mirada con la de su maestro fue con la misma determinación que antes.

–No miento, voy a hacerlo y se los mostraré.

Shigeo se impresionó ante la vista frente a él, el chico no se quedó más tiempo en el lugar y salió dejando atrás un silencio sepulcral. Hoyuelo levito con la clara intención de seguir al muchacho pero no avanzó mucho.

–No vayas –pidió Shigeo detrás suyo, el espectro lo miró con incredulidad.

–Ese mocoso es un idiota –replicó el espectro–. Si lo dejas irse así, podría lastimarse.