Un idiota

229 35 10
                                        



Hace tiempo que Arataka no se sentía así de emocionado.

La confesión de Ritsu había quedado opacada por la inesperada invitación que había recibido.

No había sido nada formal, más bien fue algo sencillo aunque en realidad no le importó demasiado.

"Tendremos una fiesta de preparatoria, se que aún eres de secundaria pero creo que puedes encajar bien ahí".

La invitación de su rival del club lo tomó por sorpresa, pero Reigen automáticamente aceptó, pensando en que sería la oportunidad perfecta para tomar su primer sorbo de alcohol.

Bien quizás todos aún eran menores como para poder comprarlo, pero eso no significaba que no hubiera un poco en la fiesta. A los chicos de preparatoria se les ocurría siempre de todo para conseguir ese tipo de cosas; ojalá tuvieran esa cabeza para pensar en estudiar.

No podía culparlos, el propio Arataka quien siempre tenía notas casi perfectas se aburría muy a menudo de ser el buen hijo. Por fortuna su madre no compartía ese sentido de responsabilidad con él y tuvo que salir de viaje con su padre por una semana.

¿Qué mejor oportunidad que esta?

Aunque no debía confiar tanto en su suerte, ya que apenas y se salvó de que le contratara a una niñera.

"Ritsu parece ser una buena opción, lo llamaré para que te cuide".

Aún se estremecía por aquellas palabras que pronunció su madre, no supo cómo pero logró convencerla de que eso no era necesario.

Alguien tocó a su puerta mientras estaba arreglando los últimos detalles de su atuendo así que se apresuró en atender.

–Oh, Serizawa, llegas a tiempo.

El chico con el cabello esponjado pidió disculpas antes de entrar a su casa bajo la mirada juzgona de Reigen.

–¿Qué sucede? –preguntó con timidez, el otro frunció el ceño seguido de un largo suspiro.

–Se que te hable hace una hora, ¿Pero en serio piensas ir vestido así?

Serizawa miró confundido su vestuario, ¿Acaso debía cambiarlo?

–Pero es el uniforme de la escuela.

–¡Exactamente! –regaño el rubio con ímpetu–. Iremos a una fiesta de preparatoria, no a una excursión escolar. Llevar el uniforme es de mala suerte, seremos excluidos antes de entrar ¡No volveremos a vivir este evento social hasta dentro de un año!

–No lo había pensado de esa manera –comentó el castaño–. Aunque esperar un año no me parece que sea mucho tiempo.

–Como sea, tenemos que arreglar esto –dijo señalando a Serizawa de pies a cabeza–. Creo que mi papá todavía guarda su ropa ochentera.

Serizawa palideció, imaginando un montón de ropa con olanes y colores deslumbrantes. Para su fortuna solo era ropa de oficina, Serizawa recordó que antes se vestía con más formalidad que hoy en día en casi cualquier lado.

–No te queda mal, aunque esté un poco percudida la camisa pero nadie lo notará.

El castaño no podía quejarse mucho, quizás era el tipo de ropa que usaría en unos diez años, aunque decidió dejar el saco de lado para no parecer un auténtico oficinista.

Pero aún le parecía extraño, Reigen llevaba ropa muy moderna. Pantalones acampanados, una camisa ligera color negro y el cabello alborotado.

–¿Por qué tú pareces un idol? Si vamos así pensaran que soy tu papá o algo así.

Seré yo (Mobrei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora