CAPÍTULO 13

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Sábado 8 de Noviembre

Milán/Italia

Shara

Ya era de noche, Alexander aún seguía en mi casa y mi madre no había regresado. La llame varias veces pero no contestó. Luego de tanto llamarla recordé que había roto su teléfono en su acto de ira. Mi cabeza reposaba en su pecho, mientras que mirábamos una película en la televisión.

—Debes dejar de estar tan histérica.—Hablo acariciando mi cabello mientras miraba a la televisión.—Ya te dije que tu madre es una mujer fuerte.

Me quedé en silencio pensando en sus palabras, estaba actuando como mi madre. El sonido de la puerta siendo abierta me hace levantar la cabeza de inmediato para mirar hacia el lugar, esperando a que alguien aparezca, veo como mi madre entra con alejandro a sus espaldas.

Por alguna extraña razón entran con una sonrisa en sus labios la cual desaparece en cuanto los dos miran a la dirección en donde nos encontramos Alexander y yo, este también mira a mis padre con confusión marcada en su rostro. Alejandro lo aniquila con la mirada pero alexander se muestra imperturbable, simplemente no le importa.

Miro a mi madre quien rasca su nuca y baja su mirada al suelo por mi causa. Sabe que estoy decepcionada, lo perdono. Se que todos merecemos una segunda oportunidad, pero Alejandro Ivanov ya lleva más de cuatro.

—Llegan muy felices.—Hablo forzando una falsa sonrisa.—¿Algún suceso interesante que contar?.—Cuestiono con una actitud tosca. Su silencio es lo único que recibo como respuesta.—Me lo imagine, nada importante.—Me respondo mirando con odio a Alejandro.

—¿Hija, Podemos Hablar?.—Pregunta Alejandro con esperanza.

Una risa fuerte se escapa de mi garganta.

—¿Hija?.—Cuestiono cesando mis carcajadas y mirándolo con desprecio.—No me llames asi.—Digo levantándome. Alexander intenta detenerme tomándome de la cintura pero no se lo permito y retiro sus manos.—Eres el peor padre que puede existir en este mundo, te odio.

—Shara.—Susurra alexander colocándose a mi lado y posando su manos en mi vientre.—Por favor, por tu madre.—Lo miro fijamente y luego miro a mi madre, quien no ha dicho una sola palabra y se ha encontrado cabizbaja todo el rato.

Debo calmarme, he estado actuando de forma egoísta todo el rato y no me habia dado cuenta. No puedo interferir en la vida de mi madre de esa forma, ella es una persona adulta y madura. Sabe lo que esta bien y esta mal, sabe lo que hace.

—Creo que es momento de retirarme.—La voz de alexander me saca de mis pensamientos.—Nos vemos luego.—Se despide dejando un pequeño beso en la comisura de mis labios. Voltea hacia mis padre con una pequeña sonrisa.—Señora Arlet, Alejandro, fue un placer verlos.

Mi padre lo mira colérico mientras que mi madre solo le sonríe con amabilidad. No puedo, se que en cuanto el salgo por esa puerta comenzará una guerra y no quiero gastar salivas y menos si es con alejandro.

—Te acompaño.—Tomo su manos y caminamos hacia el exterior de la casa.

Apostaba a que Alexander ya sospechaba por que lo habría acompañado, sin embargo, no queria estar ahi dentro.

—Oye.—Me llamo, tomando mi mano y atrayendo mi cuerpo a el suyo, sus manos se posicionan en mi cintura y ahora sus ojos me detallan sin descuido.—¿Querés hablarlo?—Cuestiono haciéndome reír un poco.

—No, estaré bien.—Acaricié su Pecho, mirándolo a los ojos.—Tienes cosas que hacer y yo te he quitado demasiado tiempo.

Me inclino para besar sus labios, cosa que el acepta gustoso. Nos separamos luego de unos segundos.

—Sabes perfectamente que eres más importante.—Susurro en mi mejilla mientras dejaba besos en esta.—Todo eso puede esperar.

CADENAS DE LUJURIA. [#2] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora