Capítulo 21

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Domingo 20 de noviembre.

Italia/Casa de seguridad.

Alexander

— ¿Qué piensas hacer, hermano? —Cuestiono Luciano mientras me observaba con atención. —Quieren tu cabeza.

Suspire mientras continuaba mi atención en los documentos que tenía sobre la mesa, pensando en las múltiples soluciones que podría implementar para acabar con los idiotas que me amenazaban a mí y a mí quería Shara, ¿Cómo se atrevían? ¿De dónde sacaban tanta maldita valentía para atreverse siquiera a mirarme?

—Nos mantendremos tranquilos, organizaremos múltiples ataque y los lanzaremos cuando menos se lo esperen. —Deje varios documentos de lado y escribí en la Mackbook.

— ¿Estás diciéndonos que no hagamos nada? —Hablo fabrizzio mientras le daba una calada al tabaco que sostenía entre sus dedos. —Dime que no estás hablando enserio.

—No nos apresuremos, hermanos. —Continuo con mí tecleo. —No podemos simplemente atacar sin conocer los movimientos.

—Te estas ablandando Alexander. —Soltó el humo que retenían sus pulmones. —Por ella. —Dijo finalmente.

La puerta fue abierta y de inmediato levante la mirada al escuchar su voz.

—Lo siento, no quise interrumpir. —Se adentró al lugar observándonos a todos, quise levantarme y abrazarla pero la noche anterior me pidió que dejara de tratarla como si fuera una muñequita de porcelana. Créanme que me estaba conteniendo, pero ella había hablado, no me queda más que obedecerle. — ¿Estas muy ocupado? —Asentí y ella suspiro con pesadez. —Bien, solo quiero decirles que cualquier cosa que necesiten para acabar con los idiotas que los están jodiendo estoy dispuesta a hacerlo. —Frui el ceño.

— ¿Enserio? —Cuestiono fabrizzio con burla, lo que me hizo mirarlo con enojo.

—Sí, yo...—Suspiro y cerró los ojos para continuar hablando. —Recibía entrenamientos en secreto. —Los abrió, la mire sorprendido. —Desde que tengo 12. —Continuo. —Se utilizar múltiples armas, pero me especializo más en las largas y francos. —Camino por la habitación.

—Sin ofender, pero no parece, cuñis. —Comento Luciano.

—Shara...—Me interrumpe.

—También tengo un alto conocimiento, dominio y práctica en artes marciales. —Suspire mientras veía su afán por ayudar. —Y...se de Tecnología. —Esto último lo dijo casi en un susurro.

Fabrizzio frunció el ceño y le pregunto:

— ¿En qué sentido? ¿Qué tanto sabes?

—Todo, yo...Hace años me encargue de Hackear el sistema de seguridad de la empresa de mi papá porque no me quiso regalar un Porsche.

Luciano abrió su boca y comenzó a reír.

— ¿Fuiste tú? Salió en todas las noticias. —Informó—Es realmente buenas, tardaron dos meses en restaurarla.

Sonreí imaginándome la cara de victoria que debió poner cuando lo logro.

—Estas llena de sorpresas, cariño. —Me levante y me posiciones en frente para tomarla del rostro. —Pero entiéndeme, esto es peligroso y no quiero seguir involucrándote. —Dejo un beso en su frente.

—Hablamos de esto. —Quiso alejarse pero la tome de la cintura acercándola más a mí. Suspire con cansancio.

—De la única forma que te pediría ayuda es con la tecnología, no quiero que tengas acercamientos directos. —Una sonrisa se dibujó en sus labios.

CADENAS DE LUJURIA. [#2] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora