Lunes 28 de noviembre
Italia, Sicilia.
Shara
Una semana había pasado ya desde aquella reunión, una semana en la que todos cuchicheaban sobre que Alexander y yo nos habíamos casado en secreto por el simple hecho de que él se refería a mí como "Mi mujer", donde todos sus socios de la mafia me llamaban "La Dama". Había tenido ya la oportunidad de comunicarme con mi madre, la cual le había dicho todo a su señor esposo quien no dudó en maldecir a Alexander porque según él, Alex era el culpable de todo.
Al parecer todo había empeorado, habían matado a varios hombres y robado mercancía, cosa que tenía a Alexander algo enojado y alterado, se mantenía todo el día en su oficina y negaba la entrada a todo el mundo. Me sentía algo angustiada, pues su encierro lo llevó a no dormir conmigo, no poder a hablar con él y tampoco verlo algo que comenzó a enojarme.
—Solo dale tiempo, se pone así siempre que está muy estresado. —Comentó Luciano mientras tomaba de la batida de arándanos que había preparado. Llevábamos más de una hora en la isla de la cocina hablando sobre cosas sin sentido.
— ¿Quiénes son? —Cuestioné, intentando averiguar quiénes eran aquellos que tenían tanta valentía como para joder con Alexander.
—El cartel colombiano—Respondió dejando el vaso de lado. —Antes eran nuestros aliados, pero uno de ellos intentó propasarse con Stella. El hermano del jefe. —Hizo una pausa, levanté las cejas un tanto sorprendida por aquella información. —Alexander no dudo en dispárale, casi lo mata.
Me quedé en silencio unos minutos.
— ¿Hace cuando fue? —Indagué.
—Hace un año, apenas despertó hace unos meses, quedó en coma. —me lleve las manos a los labios sorprendida.
—Esto es...—Me interrumpe.
—Puedes ver como es Stella contigo, es porque siempre fue la consentida de Alex—Me observa con atención. —El hecho de que él te de toda su atención la vuelve loca.
—Eso es una estupidez. —Me levanto. —Sé que hay algo más de por medio.
El solo suspira.
—Puede que sí, pero yo no seré el responsable de decírtelo.
Mire hacia una de las paredes de la cocina y vuelvo a tomar asiento, observo como Luciano se mantiene pensativo y buscando la forma de alivianar el ambiente y distraernos todo lo que está pasando me atrevo a preguntar.
— ¿Alguna vez te has enamorado? —El rápidamente levanta la cabeza y me mira.
— ¿A qué viene esa pregunta?
—Mmm. No sé, solo me surgió. —Chisme, chisme, chisme.
—Bueno, es algo complicado.
—Todo tiene solución. —Él sonríe ante mi comentario.
Que no se me note lo de chismosa.
El suspira y aparta la mirada antes de comenzar a hablar.
—Hace años no nos vemos. —Suelta sin más. —He tenido a muchas mujeres, pero ninguna me hizo sentir tan completo como ella.
Pude ver cómo por momentos se dejó ver vulnerable, era algo que caracterizaba a los Ferrari, no se permitían mostrarse débiles frente a nadie y esto no era la excepción con Luciano a quien siempre vi como un hombre frio pero a veces divertido.
—Su padre es presidente y el solo hecho de ver cómo su hija se relacionaba con un mafioso lo hastiaba. —Entrelazo sus manos sobre la isla—Yo lo entendí, pero aun así cada cierto tiempo nos encontrábamos. —Se detuvo y miro al techo. —Hasta que pasó lo inevitable, su padre se enteró y quiso obligarla a casarse con otro hombre. Ella no acepto y escapó.
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CADENAS DE LUJURIA. [#2] (EN EDICIÓN)
Teen FictionÚnica, tentadora y con una interpretación atrayente. Después de cuatro años Shara se reencuentra con alexander, quien ahora se encuentra mas sumido en el mundo de la Mafia. Estarán sometidos a tentaciones lujuriosas y un deseo indescifrable. ¿Lograr...