CAPÍTULO 14

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Sábado 8 de noviembre.

Milán/Italia.

Shara

Mi habitación en estos momentos era mi refugio, llevaba toda la tarde en ella. Tome otro puño de palomitas y lo introduje en mi boca mientras leía el libro en mis manos. Enserio entiendo a la chica, cualquiera por ahí preferiría a un coronel, sexi, adinerado y que emane peligro por cada poro de su cuerpo.

En el momento en que voy a pasar la pagina, unos toques en la puerta me interrumpen. Hablo para permitir la entrada y prosigo con mi lectura sin mirar de quien se trata.

—¿Te interrumpo?—Mire de inmediato hacia la puerta, donde Sebastián se encontraba parado.

Deje el libro a un lado y me Levante de la cama.

—Lárgate.—Escupí mirándolo con odio.—¿Como carajos entraste?.—Pregunté tomando un objeto filoso de mi escritorio, para ser más específicos unas tijeras.

Literalmente me estoy comportando como una psicópata, pero, no quiero tener ningún tipo de contacto con Sebastián mucho menos después de lo que me dijo. Fue muy irrespetuoso de su parte insinuar cosas que no eran ciertas y mas llamarme como lo hizo.

—Mariposa, por favor solo quiero arreglar las cosas.—aviso, levantando las manos al aire.

—Acaso me ves cara de gusano, no me llames mariposa, Imbécil.—Escupí acercándome a el, mientras lo amenazaba con la tijera en manos.

—Lo siento, solo quiero que me escuches.—Insistió.—Me quiero disculpar contigo, no te cuesta nada escuchar.

Lo mire fulminante.

—No tienes derecho de reclamar atención, maldito enfermo.—Retrocedió un poco.

En estos momento lo única que sentía correr por mis venas era enojo, quería clavarle la tijera en la cara y terminar con esto de una vez por todas, no me importa si llevamos la misma sangre, seria un problema menos en mi vida.

—vaya, que bonito.—La presencia de Sharif hizo acto en el lugar. Este estaba recostado del marco de la puerta.—No hay ningún problema si grabo este maravilloso momento ¿cierto?—Comento sacando su teléfono.

—¿Que esta pasando?.—Mi madre apareció mirando a Sharif confundida para luego mirar todo lo que estaba sucediendo dentro de la habitación.—Shara, ¿Pero que haces?.—Cuestiono alarmada entrando a la habitación y arrebatando las tijeras de mis manos.

—Tranquila mama, no es la primera vez que amenaza o intenta matarme.—Habló el imbécil de Sebastián haciendo que los ojos de mi madre se agranden.

—¿Es enserio, Shara?.—Cuestionó acercándose más a mi y mirándome con desaprobación.—Es tu hermano.

Sonreí con sarcasmo.

—Precisamente, madre.—La mire con enojo.—Es mi hermano ¿Cuando tu y alejandro pensaban decirmelo?.—Se quedó en silencio.—Tuve que enterarme que tenia a otro imbécil de hermano por que me secuestró.—Recrimine. Sharif carraspeo mirándome ofendido.—¿Sabes que se sienten que te sigan por años, que prácticamente te acosen todo el tiempo y que la persona a la que consideraste amigo te engañe?.—Pregunté sintiendo como mi garganta comenzaba a doler.—¿Sabes que se siente que te secuestren, despertar en un lugar el cual no conoces?

Ella me miro reflejando arrepentimiento, vergüenza y tristeza en su mirada.

—Shara, yo...—Interrumpi.

—¿Tu que, madre?.—Cuestione, presionando a que terminara la oración.—Pasé años, años en depresión, desee tantas veces morir y me presione de que ni siquiera para eso servía. Tengo anorexia, odio mi cuerpo y por mas que intente creer que soy hermosa no logro que mi cerebro asimile tal información. Por fin hice dos amigos maravillosos y tuve que dejarlos por el maldito capricho de Alejandro. Por fin alguien se fijo en mi , alguien me quiere tal y como soy, me hace feliz y no puedo tener una relación normal con el y ¿Por que?.—Me acerque a ella lentamente.—Porque todos aqui son unos egoístas y tal vez en estos momentos me este comportando como tal, pero ya no quiero seguir fingiendo ser feliz.—La miro con pena.—Se que amas a Alejandro, pero todos aquí sabemos que él no es lo mejor para ti y aun asi te ves con el, sales y te acuestas con el.

Las lágrimas caen por mis mejillas sin control. Sharif termina de introducirse a la habitación y puedo ver como sus ojos al igual que los de Sebastián, están cristalizados. Mi madre me mira con mas vergüenza que antes.

—¿Por que...?.—Miro hacia el suelo.—¿Por que no me habías hablado de esto?—Cuestionó ella acercándose y colocando una de sus manos en mi mejilla.—Lo siento...

—No te disculpes.—Me aleje y limpie con brusquedad mis mejillas.—No es tu culpa. Es mía por permitir que mi vida se alargará.

—No digas eso, Shara...—Hablo Sharif acercándose y tomando mi cuerpo para rodearlo con sus brazos.—Lamento no haber estado ahí.—Susurro a mi odio.

Correspondi el abrazo apretando mi cuerpo mas al suyo.

—No quiero estar aqui, Sacame, por favor.—le dije en un tono bajo.

—Esta bien.

Me tomo por los hombros y me guio hasta la puerta principal, mi madre no dijo nada y Sebastián por igual. Lo espere unos minutos ahí mientras escuchaba como hablaba con mi madre y Sebastián, luego de eso salio  y me llevo hasta su auto.

Comenzamos a andar por las calles, miraba la ciudad por la ventanilla mientras mis lágrimas salían sin cesar. Sentí como la mano de Sharif se poscisiono en mi hombro, con la intención de brindarme apoyo.

Lo único que necesito en estos momentos es dormir, quiero descansar, cerrar los ojos y que todos y todo a mi alrededor desapareca. Estoy harta.

Llegamos a la casa de Sharif. La enorme reja fue abierta en cuanto el auto  se acercó.




CADENAS DE LUJURIA. [#2] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora