Prólogo

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-Fua, ¿Todo eso me voy a comer? –Pregunta Lucas mirando a su novia, Justina. Estaba hermosa. Ya se había puesto un vestido corto negro, de una sola manga larga cubriendo su brazo derecho. Se maquillaba mientras miraba a su novio, que salía de la ducha con solamente una toalla cubriendo su cintura. Justi se rie, dejando la brocha con la que se estaba poniendo rubor por un momento para que su novio le dé un beso en el cachete. Lo mira a través del espejo. Lucas tenía el pelo corto y morocho, sus ojos verdes brillaban con las luces del espejo que Justina usaba para maquillarse.

-¿Cómo te fue? –Pregunta, resumiendo su tarea.

-Y, bien. Va, maso. –Suspira, empezando a vestirse con la ropa que previamente había dejado sobre la cama. –El domingo tampoco me van a llamar.

-Que hijos de mil, amor. –Suspira la morocha, dándose vuelta para verle la cara, pero él sólo negaba con la cabeza. – Hace mil años que tienen así, parece que te están boludeando.

-Y, es así.

-Pero todos los de tu grupo ya jugaron. Fueron al banco, por lo menos.

-Todos no.

-Bue, también hay algunos que son bastante perros. –Se burló, yendo hacia Lucas intentando sacarle una sonrisa, pero a él no le causaba. Igualmente sonrió por la intención de su chica.

-Y, seré perro yo también.

-No quise decir eso. Además, no lo sos. Para mi sos mucho mejor que el Julián ese.

-¿Qué el Araña? –Se rió, mirándola. -¿Qué decís amor?, si Juli la rompe toda.

-Bue, pero vos también.

-Na, pasa que por ahí el DT ve otras cosas, qué se yo. –Se pasó la camisa blanca por los brazos y se la empezó a abotonar. Justi no podía dejar de mirar los músculos del torso de su novio, que le sonrió al darse cuenta. –Che, hablando de Juli. ¿Te cayó bien?

-Sí, qué se yo, no hablé mucho con él.

A la morocha la pregunta la puso un poco nerviosa. Julián Álvarez no le había caído bien porque no habían tenido chance de hablar, pero lo que no le contó a su novio, fue que no hablaron porque cuando el Araña intentó acercarse para saludar ella se puso tan nerviosa por lo lindo que le pareció que casi que salió corriendo. Igualmente eso no le parecía importante ahora. Su novio ya se había puesto unos jeans negros medio rotos que le quedaban espectaculares, y aun siendo sueltos dejaban ver los músculos de sus piernas. Que cosa del bien los futbolistas, pensó ella. No se había terminado de vestir y ya quería sacarle la ropa.

-A él si le caíste bien. –Soltó, serio, mientras su novia pasaba sus manos de su cintura a su cuello, y de vuelta.

-¿Ah, si?

-Sí. Me pareció que te miraba una banda.

-No me di cuenta. –Mentira. Sí se dio cuenta.

-Amor. –Le llamó la atención y le agarró las manos para que dejara de pasárselas por todo el cuerpo. No es que le molestara, pero se sentía un poco inseguro. Era suficiente con que Julián le hubiese robado el puesto en su debut en River. No hacía falta que le robara nada más. Justi lo miró a los ojos. –Mirá, hoy va a ir... y me parece que te tiene ganas. ¿Podes no darle bola, porfa?

-Bue, porque vos sos el primero en no darle bola a las chicas que gustan de vos...

-Daaale, no empecemos. –Soltó sus manos para agarrarse de la cintura de ella, y acercarla más a sí. Sabía que si le daba rienda suelta a esa charla terminarían por abandonar los planes de salir y en cambio se quedarían discutiendo toda la noche. La realidad es que desde que se acercaba la chance de jugar en primera, el club lo venía invitando a varios eventos para que pueda tener relación con los directivos, el cuerpo técnico, y los demás jugadores, tanto de su tira como los de primera. Y en estos eventos había tenido algún desliz con otras chicas. En realidad habían sido varios, pero Justina no lo sabía. –Yo sé que me la mandé pero quiero que hagamos las cosas bien. ¿Me podés prometer que si te habla no le vas a dar bola? –Le agarró el culo a su novia y le empezó a dejar besitos por el cuello y la clavícula.

Un juego peligroso. | Julián Álvarez, Enzo Fernández.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora