09!

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-¿Segurísima que no podes venir? –pregunta Julián.

Se habían levantado hace un rato en la casa de la modelo, Justina apoyando la cabeza en el brazo de Julián, que estaba de costado, dibujándole formas en el pecho de ella con su mano libre.

-Sí, mi vida. –suspiró- Si no viajo ahora a firmar, después no voy a poder. –Julián le hizo pucherito, sabía que el contrato de ella era importante, pero no le gustaba que se pierda los partidos.

-¿Vos cuándo volves?

-Y, mañana jugamos en Manchester pero el jueves viajamos. Así que volveré el viernes para acá, seguro.

-Ay, yo llego el jueves a la noche. Espero poder ver el partido desde el avión, aunque sea.

-Si llego a meter un gol te lo dedico. –Sonrió.

-¿Por qué juegan tan seguido? –preguntó, pasándole los dedos por el pelo al cordobés.

-Porque son dos ligas distintas, igual el mínimo son dos días de descanso, llegamos bien, -le explica. – capaz que digo que estoy cansado y te acompaño. –Sonríe.

-Dale. –Se rió ella- ¿Ósea que el jueves no dormimos juntos? –estiró su labio inferior, haciendo pucherito.

-No, pero mirá, tenés al Arañita acá, haciéndote compañía. –Agarra el peluche del Hombre Araña que Justi le había traido del viaje, que ahora reposaba en la mesita de luz.

-Sí, pero no es lo mismooo. –Se quejó.- Vos tenes olorcito más rico.

-Bueno, mirá. –Se levantó de la cama y fue hasta su mochila, que estaba apoyada en la silla que ella usaba para maquillarse, y sacó su perfume, usándolo para rociar el juguete. –A ver ahora. –se lo pasó. La morocha lo abrazó y efectivamente, olía a Julián.

-Listo, andá tranquilo.

-Fuaa, que rápido me cambias, enana. –Se tiró en la cama y le empezó a hacer cosquillas. –Sos toda traidora, vos.

Hace una semana que estaban así. Julián volvía a Manchester a entrenar, pero manejaba hasta su casa todas las tardes para cenar y dormir juntos; incluso le había preparado la comida a Justina más de una vez, que estaba atareadísima y no podía respirar sin que Pablo le respire en la nuca. Juli se había quedado con la otra llave de su casa, y la verdad que a la modelo le encantaba encontrárselo cuando llegaba.

Habían tenido varios encuentros, pero todavía no habían ido más allá de besos y toqueteos desde que la morocha volvió del viaje; ella estaba disfrutando de los mimos, por primera vez sintiendo que la querían en serio, y Julián no la iba a presionar para nada, le gustaba que las cosas vayan con calma y no la quería apurar, después de todo, ella le había pedido que fueran despacio.

El delantero la llevó al aeropuerto, a lo cual la morocha accedió, pero para cuidarse de las fotos no deseadas, se habían despedido con un beso intenso en el auto.

-Bueno, ¿Me llamás cuando llegues? –pidió él, cuando pidieron a los pasajeros que se acerquen a la zona de embarque. A Julián no le encantaba eso de no poder saludarla en público, pero la entendía, y seguramente también era bueno para él que no hablen de su vida privada, lo malo era que se la quería comer ahí mismo.

-Obvio, Ju. Suerte en el partido, dedicame un gol. –Ella sonrió y se puso en puntitas de pie para abrazarlo por los hombros, a lo que él respondió rodeando su cintura con los brazos.

-Dale. –sonrió, y se saludaron con las manos por última vez cuando ella mostró su pasaje y cruzó la puerta.

No le había dicho a Julián que tenía el peluche consigo, pero se lo había guardado en la cartera, y cuando llegó al hotel esa noche, después de largas horas de trabajo, se acurrucó con el "arañita", como le decían, y se sacó una foto.

Un juego peligroso. | Julián Álvarez, Enzo Fernández.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora