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Enzo aterrizó en Argentina con una manija bárbara, no veía la hora de ver a sus compañeros, con la mayoría no se veían desde el mundial, y ahora la selección argentina se reunía en el predio de Ezeiza para prepararse, juegan contra Panamá un amistoso en exactamente una semana, ese mismo día tienen programado entrenar, y el mediocampista no ve la hora de entrar a la cancha.

De a poco iban llegando los jugadores al predio. Enzo ya había dejado sus cosas en la habitación, y se preparó un mate para ir a tomar al hall, donde se empezaba a armar la ronda de los que iban llegando.

-¿Qué haces, pa? –Nicolás Otamendi se paró a saludarlo ni bien entró, le dio la mano y se hundieron en un abrazo corto.- bien ahí arrancando con los matienzos.

-Cómo va, general. ¿Todo bien?

-Todo tranquilo, che.

-Che, ¿giran esos o son cuadrados? –el Cuti, con quien ya se había saludado, levanta la vista del teléfono para señalarle el mate que Enzo cargaba en brazos.

-Paráaaaa ansioso, ¿No ves que estoy saludando? –Enzo cebó el primer mate y se puso a tomarlo, con cuidado de no romper la montañita de yerba, sabía que si se le llegaba a lavar la bebida no iban a dejarlo en paz. –no seas maleducado.

-Ojo con el Cuti, eh, que viene nervioso. –Se rió Paulo Dybala, que compartía sillón con el defensor. -¿O no, Cuti?, linda patadita metiste el otro día, casi lo dejas rengo a Neymar.

-Y bueeeno, -se ríe, aceptando un mate de Enzo mientras se pasaba una mano por la nuca.- hacía mucho que no me echaban, para no perder la costumbre y eso.

-Casi me deja sin compañero, lo mataste a Ney. –dice Leo Messi entrando en el living, cargando sus valijas.

-Eeeeeee, ¡Llegó el capi! –gritó Otamendi, y todos fueron a abrazarlo. Enzo miró a su alrededor, estaba muy contento, no veía la hora de que llegaran los demás.

Julián entró una hora más tarde, fue uno de los últimos. En el hall ya estaban la mayoría tomando mate, charlando, incluso algunos manijas habían sacado un mazo de cartas para jugar al truco, según ellos, estaban "calentando".

-¡Qué haces, Araña! –saludó Cachete Montiel, parándose para darle la mano a su amigo, con quien había compartido club hace un tiempo.

-¡Pará, tarado!, ¿no ves que se te ven todas las cartas así? –le dicen a Cachete, que los mira y se las apoya contra el pecho.

-Buenaas, -saluda Scaloni, el director técnico, y todos le devuelven el saludo. – bueno veo que se anduvieron poniendo al día. Ya habrán visto que las habitaciones son compartidas, como siempre. A los que todavía veo que no encontraron su pieza, -jodió por la pila de bolsos que había tirada, algunos entraron y se quedaron charlando directamente, abandonando sus cosas en el piso.- no se preocupen que tienen el número en la tarjeta que les dieron en la entrada, y por las dudas, las puertas tienen su nombre. Siempre hay alguno que capaz le cuesta más... -dijo en broma, y se escucharon risitas de parte del plantel. –así que queden tranquilos muchachos, que no se van a perder. –Se iba a retirar, pero recordó algo y volvió- Otra cosa, se mantienen los compañeros que tuvieron en el mundial, para no empezar a enquilombarnos, traten de evitar esas pavadas de cambiarse de cuarto y eso, que aunque sean muy lindos los torneitos de truco y todo, tienen que estar bien descansados. Nos vemos en una horita en el gimnasio. –Scaloni se fue y todos quedaron en silencio.

-Y bueeeno, a laburar entonces. –Dijo el Papu Gomez, levantándose del sillón con un quejido exagerado, llevándose algunas burlas. De a poco todos se fueron yendo del área principal hacia sus respectivas piezas.

Un juego peligroso. | Julián Álvarez, Enzo Fernández.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora