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Eugenia y Justina entraron al Elland Road vistiendo ambas la camiseta del City, Julián les había conseguido un palco así que fueron directo a instalarse ahí.

El Manchester City se mediría con el Leeds en menos de media hora, por la Premier League, y Justina no podía estar más emocionada. Era su primera vez yendo a la cancha en estas condiciones. Había ido a ver a River un par de veces, por Lucas, pero nunca habían tenido asientos especiales, ni nada.

-Nada que envidiarle a la Copa Argentina, la liga esta de mierda. –Se burla Eugenia, que había ido a buscar un café y le acercó a su amiga el vaso que era para ella.

-Olvidate amiga, los llega a agarrar Chacarita a estos, los hace mierda. –Se reían.

-Ey Julián me cae re bien, tenías razón que es lo más.

-¿Viste?, es re bueno.

-Mal, la pasé muy bien el otro día. Hay que juntarnos cuando tenga día libre–Prometieron y la voz del estadio anunció la entrada de los jugadores. Ellas aplaudieron, sobre todo cuando anunciaron al jugador con la camiseta número diecinueve, Julián Álvarez.

El Araña saludó desde la cancha una vez que entraron, y ellas le respondieron agitando las manos en el aire.

No tardaron en llegar los goles, el partido estaba intenso y Julián la estaba rompiendo toda. Dos horas después, el árbitro pitó el final del partido. Había ganado el City 3-1, con dos asistencias del cordobés, que no se le había dado el gol pero igualmente había jugado muy bien.

-¿A dónde vamos, muchachitas? –Pregunta Juli, mientras manejaba para alejarse del estadio. Había decidido no volver a Manchester en el micro con el resto del equipo, en cambio decidieron pasear por Leeds.

-Yo estoy muerta de hambre. –Acotó Eugenia desde el asiento de atrás.-Primero cenemos.

-Me estás cayendo mejor, Eugenita. –Dice el Araña, le habían recomendado un restaurante en esa ciudad hace poco, así que enseguida puso el guiño para girar y manejar en dirección al lugar.

-Uhh, cagaste. Ya entró en confianza y arranca con los apodos. –Dice Justina, y los tres se ríen.

-No me molesta Eugenita, eh.

-Si te molesta ese te puedo decir, a ver... -piensa- Eugenio, Geni, Geniol. –Se empezaron a cagar de risa.

-Bue, te voy a empezar a decir cualquier bicho a vos entonces, Hormiguita. –No se rieron.

-¿Ves que a vos no te sale, Eustaquio? –Se volvieron a cagar de risa.

-Andá a cagar, Julián.

Cenaron juntos los tres, y después llevaron a Eugenia al aeropuerto porque tenía que volver a Milán. Se cagaron de risa toda la cena, Justina notó que su amiga se le insinuaba un poco a Julián, pero le daba gracia porque su amigo era muy tímido y se ponía incómodo enseguida, pero la rubia no se daba cuenta.

Volviendo del aeropuerto, el par de amigos estaba bostezando y decidieron emprender el viaje de vuelta a Manchester.

-Poné música, Jus, que me duermo sino. –Pidió el cordobés.

-¿Jus?, ¿nada más?, estás cansado posta, amigo. –Le dijo burlándose, mientras conectaba su celular a la radio del auto para poner música.

-No doy más. –Sonrió él.

-De tener tanto levante no das más. ¿Qué onda con Euge? –Le preguntó la morocha con una sonrisa que él le devolvió.

-Ya estaba un poco cargosa, ¿no? –Dijo soltando una mano del volante para pasársela por la panza.

Un juego peligroso. | Julián Álvarez, Enzo Fernández.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora