Capítulo 11

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MARATÓN 3/3

Ermatingen, Suiza

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Ermatingen, Suiza.
6 de noviembre de 2022.

—Eso huele muy bien.

Mamá ingresa a la casa con las bolsas del mercado, me acerco a ella para ayudarla. Jack pone pausa a la película que estábamos viendo.

—Sí —dice mi hermanito revisando una de las bolsas—. Espero que a Gemma no se le quemen como la última vez.

—Hey —me quejo—, no soy la única culpable, tú tenias que avisarme cuando ya pasaban los quince minutos.

Ese día Jack estaba a mi cargo porque nuestros padres habían salido. Le propuse hacer galletas con formas de animales para cuando ellos regresaran. Sacamos una receta de YouTube, seguimos todos los pasos de forma correcta.
El problema lo tuvimos a la hora de hornearlas. Mientras me encargaba del horno, Jack no paraba de decir que también quería ayudar y como él es pequeño para andar cerca del horno, le di el trabajo de controlar el tiempo, el cual no debía superar los quince minutos.

Jack-Jack (como me gusta llamarlo) se entretuvo jugando y se olvidó del reloj. Yo me encontraba en mi habitación estudiando, no estaba al tanto de los minutos. El grito de mamá llamándome desde la escalera me hace bajar para ver lo sucedido, el olor a quemado llegaba desde el piso de arriba. Jack estaba parado al lado de papá, tenía los ojos abiertos y una mirada preocupante.

Corrí hasta la cocina, las dos fuentes de galletas se encontraban sobre la mesada, estaban quemadas. Papá fue el único que las probó, y todo para no hacernos sentir mal. Le quitó lo negro con un cuchillo y sonrió cuando las probó lo que hizo que Jack se sintiera mejor pero yo sabia que no se podían digerir.

Jack me saca la lengua y se tira en el sofá para seguir mirando la película.

Voy a la cocina cuando mi celular comienza a sonar, los quince minutos ya habían finalizado. Esta vez las galletitas sí se podían comer, se veían tan bien que daban pena comerlas. Saqué una foto y se la mandé a papá con las palabras: "Ahora sí se pueden comer."

—Wow —mamá se acerca a examinarlas—. Se ven realmente bien.

—Claro que sí, no voy a cometer dos veces el mismo error —expreso para luego gritar con la esperanza de que Jack me oiga—. Se debe ser responsable para cuidar el reloj, no como otros.

Mi hermano aparece con cara de enfado, se parece a papá.

—Te escuché —reveló para tomar lugar en una de las banquetas, apreciando nuestro trabajo.

—Era la idea.

—¿Quieren chocolate caliente? —nos pregunta mamá.

—¡Sí!

—No, gracias.

Jack-Jack me observa, nunca digo que no al chocolate caliente de mamá.

—Carla llegó hoy e iré a verla —explico—. Al parecer tuvo una pelea con Arthur y quiere distraerse un poco.

Heaven || Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora